
Los documentos del excomisario Villarejo apuntan a que el entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, fue objeto de las presuntas escuchas ilegales del policía en 2004, por orden del actual presidente de honor del BBVA, Francisco González.
La revelación sugiere que el espionaje no se limitó a empresarios y políticos. Todo apunta a una trama de gran envergadura, que abarcaba el ámbito bancario en su totalidad: desde su supervisor europeo a las grandes entidades españolas, las cajas y su patronal.
La operación presenta visos de estar diseñada a la medida de González, quien podía así defenderse de los apoyos que el Gobierno buscaba en el sector financiero para impulsar el asalto de Sacyr a BBVA. Es por ello difícil de creer que ignorara un operativo de este tipo.