
Son muy comentadas en el mundo económico las declaraciones de Antonio Garamendi, en una reciente entrevista, sobre el sueldo que cobrará como presidente de CEOE y que, en total, puede llegar a superar el medio millón de euros anuales.
Garamendi asegura que "se trata de una retribución humilde en un ámbito de alto nivel". En los círculos empresariales, sin embargo, llama la atención la envergadura del salario en una persona que fracasó en todas sus empresas personales y jamás se le conoció profesión concreta.
En Vizcaya, tuvo funciones ejecutivas en Babcock & Wilcox, que acabó cerrando. También fue presidente del Grupo Negocios, editor de La Gaceta de los Negocios, que siguió el mismo camino. La sorpresa aún crece más considerando que Garamendi quiere sumar a sus honorarios en CEOE, de 300.000 euros anuales y 50.000 de complementos, la pertenencia a varios consejos de administración.
Es una tradición en la casa, ya que firmas de todo tipo reclaman la presencia del presidente de CEOE en sus órganos de administración como cuestión de prestigio. Hasta ahora era, además, un método utilizado para remunerar o complementar el sueldo del cargo. Pero una práctica así choca, en el caso de Garamendi, por la falta de currículum del candidato y porque sus honorarios parecen ya más que suficientes. Además, hay otras evidencias de que el presidente de CEOE se ha estrenado por todo lo alto, aunque asegure que quiere hacer de la "humildad" su bandera.
Su primera orden es remodelar la planta noble de la sede madrileña, en la que está su despacho, porque considera que tiene un estilo "anticuado". En fin, puede afirmarse que el nuevo jefe de los empresarios viene dispuesto a tirar la casa por la ventana, en época de vacas flacas, con la economía en desaceleración y la temporalidad laboral al alza.