Opinión

El contrataque liberal

Luis Garicano, autor del libro 'El contrataque liberal'. Foto: Archivo

Un fantasma recorre el mundo. Es el nacional populismo con inserción social que ha sabido dar respuesta al desasosiego por los cambios económicos y sociales provocados por la globalización, la revolución tecnológica y el acceso de China como potencia económica. El mundo parece estar volviendo a los años treinta, cuando tras la revolución industrial se produjo el crack del 29 y provocó la llegada del fascismo y del comunismo. La gente teme que las máquinas les dejen sin trabajo. Ante este temor deciden dar la espalda a los partidos moderados y quieren regresar a la tribu. La vida política se radicaliza, resurgen los nacionalismos exacerbados que tantos muertos causaron en el pasado.

Esto explica el Brexit en Reino Unido; Donald Trump en EEUU; Italia con Mateo Salvini; Hungría con Viktor Orbán; Turquía con Tayyip Erdogán; o Catalunya con la marea independentista que está tensionando la política española: Podemos ha radicalizado al PSOE de Pedro Sánchez por la izquierda; y Vox tira con fuerza del PP de Pablo Casado a la derecha.

La consecuencia es que el centro político ha quedado desierto. Es aquí donde un eminente doctor de Economía por la Universidad de Chicago e ideólogo económico de Ciudadanos, Luis Garicano, ha irrumpido con su ensayo El contrataque liberal para rearmar ideológicamente al liberalismo. Su objetivo es lograr que Albert Rivera ocupe el centro izquierda. Propone potenciar el Estado del bienestar para ayudar a los mas afectados por el tsunami tecnológico. Según reconoce "nos equivocamos creyendo que solo con ganar la batalla de la razón era suficiente, sin tener en cuenta que la habíamos perdido en el campo de las emociones. Por eso es necesario impulsar un patriotismo integrador frente al nacionalismo excluyente". Argumenta que hay que recuperar la eficiencia del Estado central, el de las comunidades autónomas y el de Europa para que los ciudadanos vuelvan a sentirse seguros. Hay que controlar y hacerles pagar impuestos a las nuevas empresas tecnológicas y a los mercados financieros para que los ciudadanos vuelvan a tener el control de su futuro. Como en la película de Roland Emmerich El contrataque (2016) ha empezado.

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