
Desde 1963 el Tratado del Elíseo de amistad entre Francia y Alemania es un paradigma de la reconciliación entre países y de cooperación interestatal. Aquel Tratado fue firmado por el presidente Charles de Gaulle y el canciller Konrad Adenauer y marcó la reconciliación y el establecimiento de un "eje franco-alemán" en el posterior desarrollo de la integración europea.
Ayer, martes 22 de enero, en la sala de coronación del Ayuntamiento de Aachen o Aix-la-Chapelle o Aquisgrán, donde se coronaron los emperadores del Sacro Imperio Romano, ambos países de la Unión Europea firmaron un tratado bilateral adicional para reforzar su buen entendimiento. El presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana, Angela Merkel, al firmar el Tratado de Aquisgrán para la cooperación e integración, han renovado los muchos acuerdos establecidos entre los dos países, y especialmente los aspectos relaticos a seguridad, cooperación económica, investigación y tecnología.
En base a una propuesta de Emmanuel Macron en su discurso en la Sorbona en septiembre de 2016, Alemania y Francia han trabajado en este tratado durante dos años. También sus respectivos parlamentos nacionales han debatido y aprobado sus contenidos. Según un comunicado de la presidencia francesa: "Los dos países buscan profundizar sus compromisos en favor de la seguridad y de la prosperidad de sus ciudadanos en el marco de una Europa más soberana, unida y democrática". El tratado pretende la "convergencia creciente entre Francia y Alemania y hacer frente a los desafíos del siglo XXI".
El Gobierno alemán ha indicado en su boletín de prensa que el acuerdo trae una "nueva calidad de cooperación entre ambos países. El nuevo tratado es un compromiso con una Europa fuerte, sostenible y soberana." "En un momento en el que los populistas hablan otra vez del egoísmo nacional, nosotros nos unimos con un claro compromiso: una cooperación más estrecha funciona no a expensas de nuestra soberanía, sino que nos hace más fuertes. Se trata de defender una Europa fuerte y empoderada, un mundo pacífico y un orden basado en reglas."
El Tratado de Aquisgrán se produce, pues, cuando Europa enfrenta los retos del Brexit y de la inmigración, y con un presidente Macron debilitado en el frente interno, pero firme en la reforma de la UE, en bloque con Alemania. Los dos Estados acuerdan también fortalecer la cooperación militar, incluyendo el diseño de una unión de defensa europea. Francia apoya la petición alemana para obtener un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Fruto de la cooperación política entre Alemania y Francia, y siguiendo la lógica pragmática de la integración, el tratado da prioridad a la economía. Por ello, acuerdan profundizar la integración de sus economías hacia un área económica Alemania-Francia con reglas comunes que fortalezcan el espacio económico europeo. A este fin, en el Tratado de Aquisgrán se propugna la armonización de la legislación mercantil, en particular en relación al derecho de sociedades, así como la coordinación en la interpretación y la implementación de las directrices europeas. La colaboración transfronteriza permitirá que la zona económica franco-alemana sea embrión de la convergencia entre los países europeos.
El Tratado de Aquisgrán crea instituciones adicionales: una cámara franco-alemana de 50 miembros y un consejo conjunto de expertos económicos, que limará diferencias en materia de política económica y de gobernanza europea. Asimismo, extiende las reuniones periódicas de los dos gobiernos y la asistencia regular de un ministro de cada país en los consejos de ministros del otro.
Iniciativas como ésta, que se acaba consagrar en Aquisgrán, ayudarán a templar el nacionalismo y el populismo, a ver en el vecino y las instituciones comunes y europeas una vía de entendimiento y de concreto progreso.