Los papeles de José Manuel Villarejo indican que el excomisario recibió en 2004 órdenes del presidente de BBVA, Francisco González, de espiar a políticos y empresarios. Villarejo socava así el modo en que González se excusaba recientemente de toda relación con el expolicía. Aseguraba que se enteró hace "unos meses" de las transacciones entre la entidad y Villarejo, pero los documentos mostrarían que González tuvo participación activa en esos vínculos desde hace años, dando órdenes. Aún más minada queda su posición cuando defiende que no hay nada incorrecto en estas relaciones.
El espionaje es una práctica grave que el banquero no solo debe explicar. Además, tiene que restituir el medio millón gastado en pro de su interés personal de frustrar el asalto de Sacyr al banco.