
Las grandes constructoras españolas baten su récord de contratación con 90.500 millones, lo que supone un alza del 7,5% frente a 2017. La clave está en la cartera exterior de las firmas, que crece el 8,2% hasta representar el 92% del total. El porcentaje refleja el liderazgo internacional que las empresas españolas han adquirido desde la crisis, cuando se vieron obligadas a buscar fuera las oportunidades que no había en España.
Si la internacionalización fue entonces obligada, nada indica que deba frenarse. Muy al contrario, la lenta recuperación que el mercado doméstico aún muestra debe impulsar la aventura exterior de las constructoras. No obstante, las firmas deben ser cautelosas y centrar su crecimiento en países con seguridad jurídica.