
Alcoa cerrará dos de las tres fábricas que tiene en España. En los últimos meses, otras empresas (Cemex, Arcelor, Gamesa...) tomaron medidas similares. No es casual que, en todos los casos, se trate de firmas industriales y que las clausuras lleguen en un año en que la electricidad presenta un fuerte encarecimiento.
La volatilidad de los costes energéticos es excesiva y deben buscarse medios para que deje de amenazar a los grandes consumidores. Pero, además, la industria necesita que el Gobierno deje de crear inestabilidad con sus mensajes en pro de elevar los impuestos y los costes salariales.
Si no se dan estas condiciones, los cierres de fábricas seguirán. En consecuencia, la recuperación de la industria, y de su capacidad de crear empleo de alta cualificación, se frustrará.