Las declaraciones de la ministra de Industria, Reyes Maroto, a primeros de septiembre calificando el impuesto al diésel como "un globo sonda", adelantó que podrían existir desavenencias en el Gobierno sobre este tributo.
Y el paso de los días no ha hecho más que confirman esa hipótesis. Desde el propio Ejecutivo se asegura que el tributo ha dividido a los ministros.
De hecho existen dos bloques claramente diferenciados. Entre los partidarios de aumentar la fiscalidad por criterios medioambientales está la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
En el lado contrario, se encuentran la ya citada titular de Industria, junto con el responsable de Agricultura, Luis Planas. "Ambos son muy sensibles a la preocupación de las empresas sobre los perjuicios de aplicar el tributo", dicen desde Moncloa.
Por si fuera poco, se comenta, que la vicepresidenta Carmen Calvo también se ha alineado junto a los contrarios a gravar más al diésel. "Se debe defender el discurso del presidente Sánchez de proteger el medio ambiente.
Pero hay que estudiar muy a fondo cómo aplicarlo para que las desavenencias entre los ministros no vayan a más", añaden en el PSOE.
