La pasada semana pudo verse en una oficina de la Seguridad Social situada en el centro de Madrid al histórico consultor externo del Partido Popular, Pedro Arriola.
Cuentan los testigos presentes en el local que el marido de la también popular Celia Villalobos estaba rellenando los papeles para cobrar su pensión. Esta anécdota es la mejor prueba de que el asesor de José María Aznar y Mariano Rajoy no cabe en el PP de Pablo Casado.
Dicen que nada más llegar a la presidencia del partido, Casado prescindió de los servicios de Arriola, cuyo nombre aparecía vinculado con los papeles de Bárcenas. Por lo visto otro de los motivos que llevó al nuevo líder de los populares a pasar página a la era de Arriola era su elevado caché.
"Cuentan que la minuta anual rondaba el millón de euros", aseguran en Génova. Sea por el motivo que sea, la realidad ha decidido acabar con el arriolismo e iniciar una nueva época con nuevos asesores.
"Arriola siempre tuvo muchos críticos en la formación, que estarán más felices ahora con su marcha. Pero siempre se ganó la confianza de los presidentes", asegura un veterano dirigente del PP.
