
Las sicav rompen la tendencia negativa de los últimos tres años. Así, en lo que va de 2018, las suscripciones superan a los reembolsos en 219 millones.
El dato es relevante, al producirse a pesar de los ataques políticos por unos supuestos beneficios fiscales que no existen.
Lo demuestra que solo el 0,8% de las sicav cuenta con más de 500 inversores y, por tanto, se beneficia de la misma tributación que los fondos (1% en los traspasos).
Las sicav, por tanto, no tienen mayores privilegios que otros productos financieros e incluso están en desventaja. Con todo, aún son capaces de captar dinero, lo que demuestra que su atractivo perdura.
Por tanto, solo una injusta restricción legal sería capaz de acabar con un vehículo que los inversores todavía demandan.