Opinión

¿Acuerdo? ¿Qué acuerdo?

Muchos titulares en la prensa, especialmente la especializada en economía, ha acaparado el acuerdo preliminar alcanzado entre México y EEUU. La propia declaración de Trump asegurando que en breve podría haber un "gran acuerdo comercial" alimentó la noticia. Tras este pacto que llega en un momento en que la comunidad económica ve con preocupación la guerra comercial, y que está agudizando los problema derivados de la normalización de la política monetaria por parte de la Fed en una guerra de divisas, preocupa muchísimo. Ya se constata un cierto freno, incluso caída, del comercio mundial lo que repercute en esa ralentización económica que tenemos. Desde luego yo soy el primero que me alegro, una guerra comercial nunca ha deparado nada bueno, pero especialmente me alegro por un país como México que tanto necesita de crecimiento económico y distribución de la riqueza.

Pero detrás de los titulares, ¿realmente hay algo a lo que aferrarse o no estamos más que ante una cortina de humo? Para ello veamos los mercados de divisas y vayamos a mirar la paridad del dólar contra el peso mexicano. Desde el lunes el peso no solo no se ha revalorizado, sino que incluso la cotización de la divisa azteca se ha visto algo perjudicada y ha caído frente a la de su vecino fronterizo del norte. Desde luego la divisa no recoge esa maravilla, ¿quizá hayan sido los mercados bursátiles los que han sufrido la buena nueva? Sin embargo, el desencanto continúa puesto que como le ocurre a la divisa y a la hora de escribir esto, el IPC de México también vemos que tiene una pequeña caída. Ante ello y más allá de esos titulares triunfalistas que decían que la bolsa americana recogía con máximos el acuerdo, como vemos los principales mercados mexicanos no notaban el gran principio de acuerdo que Trump decía haber alcanzado.

¿Qué es lo que ocurre para que la divisa y el precio de las acciones mexicanas no tuvieran una gran alza? Lo que está claro es que si el acuerdo era tan bueno una de la poblaciones, la mexicana, que peor lo está pasando desde la llegada de Trump, debería sentir la bondad del acuerdo. Pues ocurre que esto no es la firma de un tratado, sino un preacuerdo. Claro que ya conocemos que si algo tiene el presidente norteamericano es el cambio y la improvisación y nuevamente hay que repetir es tan solo un preacuerdo.

No, no es banal la figura del presidente y no lo es pues este preacuerdo que debería conducir a ese acuerdo se realiza a través de un protocolo especial. Ese protocolo es conocido por su acrónimo TPA, Trade Promotion Authority y aquí la figura del presidente norteamericana es fundamental. Lo es puesto que es el presidente, su equipo, quien negocia y alcanza el acuerdo; una vez alcanzado el pacto este se presenta al Congreso para su aprobación. Esta aprobación es un todo o nada. Lo es puesto que la votación en el Congreso puede ser aprobado o no, pero nunca puede ser modificado.

Claro que si los mercados no parecen creerse que puedan llegar a ese acuerdo, vemos además la polémica forma adoptada para la negociación, sería interesante ver cómo este acuerdo sustituye al anterior. Aquí la sorpresa es mayúscula, este futuro acuerdo debería sustituir al famoso TLCAN, pero el tratado tan denostado por Trump resulta que es un acuerdo entre tres países: México, EEUU y Canadá. Sorprende y lo hace muchísimo que Trump tilde el pacto de bueno y en él no esté incluido Canadá. Ante esta situación muchos se preguntan si el espectacular acuerdo no será más que un cortina de humo con el intento de presionar a Canadá. Desde el primer momento el escollo de la negociación con Canadá ha sido mayúsculo. La empatía entre el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, con el presidente estadounidense es pésima y la tensiones son máximas. Hace muy poco tiempo EEUU lanzaba amenazas sobre los productos canadienses. Es una nueva amenaza que se une a una larga lista de agravios presentados hacia Canadá, el último hace escasamente cuatro días que se conocía.

Pero es que, además, ¿qué se conoce de este tratado que parece maravilloso? La respuesta es nada, absolutamente nada. Eso sí, Trump intenta vender ante su opinión pública, dado el interés del calendario político interno norteamericano, que está llegando a un gran tratado. Todo indica que estamos ante una nueva cortina de humo. La Administración Trump siempe ha querido acuerdos bilaterales y no trilaterales, mientras que la nación mexicana y la canadiense lo que quieren es una acuerdo trilateral, tal y como ahora es el TLCAN. El mismo presidente mexicano, Peña Nieto, ha indicado la importancia de la presencia de Canadá.

Desgraciadamente para el mundo el enfriamiento del comercio mundial, debido a las políticas proteccionistas que promueve Trump, continúa. No parece que detrás de el pretendido gran anuncio del preacuerdo conduzca a nada nuevo. Recordemos, además, que Trump tendrá que sentarse en breve con el presidente chino y esa es también una gran reunión, tanto o más que las conversaciones para sustituir el TLCAN.

En mi opinión estamos ante una nueva boutade del presidente Trump. Una vez más sigo pensando que las formas de Trump son más parecidas a un wéstern de Sergio Leone que de John Ford. Eso sí, en mi querido México, así como en todo el mundo, necesitamos desbloquear la situación. La caída del comercio mundial es totalmente perjudicial y nadie sale ganando con ella.

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