
Bankinter aprovecha el auge de la gestión financiera pasiva y amplía su plataforma Popcoin incorporando fondos ligados a índices bursátiles.
Pero la entidad tiene que privarse de operar con el vehículo estrella de este tipo de gestión, los ETFs (que replican una gama de activos más variada que los fondos indexados), debido a las dudas que presenta su fiscalidad. Solo puede sorprender que esa incertidumbre siga en pie.
Hace meses, la industria inversora consultó a la Dirección General de Tributos sobre si los regímenes fiscales de los fondos convencionales y los ETFs se pueden equiparar y estos últimos dejarán de estar injustamente discriminados. Tributos no aclara la situación y los inversores sufren los perjuicios de este silencio.