Opinión

Una música que suena a la reforma laboral del PP

Imagen: Getty.

La letra pequeña del preacuerdo entre empresarios y sindicatos incluye una medida muy relevante en lo que se refiere a la capacidad de las empresas para ajustar sus costes a través de los salarios y no mediante despidos en épocas de crisis. Se proponen -pero no se concretan- fórmulas que permitan reducir temporalmente la jornada laboral de los trabajadores, ahorrándose así parte del sueldo.

La intención, dicen, es triple: evitar despidos, contribuir a la viabilidad de las compañías y fomentar la formación de las plantillas. Quieren así promover modelos de lo que llaman "flexibilidad interna pactada", frente a la flexibilidad externa basada en la temporalidad y el fin de contrato como forma de ajuste.

Una música que suena a la reforma laboral que aprobó el PP en 2012. Recordemos que, precisamente con la finalidad de potenciar medidas de flexibilidad interna, la criticada norma de hace seis años pretendía potenciar el uso de medidas de suspensión o reducción temporal de la jornada, antes de adoptar otras fórmulas extintivas de contratos. Es cierto que lo hacía otorgando preponderancia al convenio de empresa sobre el sectorial, pero ese es otro cantar.

Nos encontramos ante la versión española de la medida alemana Kurzarbeit, un modelo que ha dado satisfactorios resultados. En el momento álgido de la crisis se evitó que el paro se disparara recurriendo de forma masiva a la reducción de jornada, llegando a tener en 2009 más de 1,5 millones de trabajadores en esta situación. El PIB del país llegó a caer más de un 5 por ciento en aquel año, sin embargo, el desempleo nunca superó el 10 por ciento. En 2010 apenas quedaban 300.000 trabajadores en reducción de jornada y el resto había retomado su horario.

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