
Con la caída del Gobierno de Mariano Rajoy, la inestable coalición de Pedro Sánchez y el continuo sentimiento separatista, cualquiera pensaría que la política española es el gran riesgo de la eurozona. Pero no es así: Italia es la protagonista.
Con la política italiana en suspenso (y un gobierno euroescéptico que elevará el déficit aumentando los gastos), muchos temen que los inversores pierdan su confianza en la tercera economía de la eurozona, lo que pondría en riesgo la enorme deuda pública del país transalpino. Se dice que es una bomba de relojería de 2 billones de euros letal para la economía y las acciones mundiales, pero la verdadera bomba es esta: la deuda pública italiana no es para tanto.
De acuerdo, el interés del bono italiano a 10 años ha subido (ascendiendo hasta el 3 por ciento a finales de mayo) y lo mismo ha ocurrido con el diferencial respecto al bono alemán, que con tanta atención se sigue y que ha alcanzado su máximo desde 2013. La prensa alerta del riesgo de la deuda con grandes titulares.
Sin embargo, los mercados lo saben. Las acciones italianas, a pesar de la inestabilidad de los últimos días, cotizan en positivo en 2018 y se comportan mejor que las de varias economías estables. Si Italia realmente estuviera sufriendo una crisis de deuda durante las negociaciones de la coalición que desemboca en un Gobierno populista que, de confirmarse los temores, aumentaría la deuda, su mercado de valores estaría entre los peores del mundo. En lugar de eso, sus resultados están superando a los de España, Alemania y otros países.
Los diferenciales con el bono alemán ya no importan. El refugio seguro para todo el mundo en caso de crisis es el dólar, no el euro. En todas las crisis la moneda estadounidense sube (también en comparación con el euro desde su llegada), así que comparar la deuda italiana con cualquier otro activo cotizado en euros supone pasar por alto las fluctuaciones monetarias mundiales. El mercado de bonos del tesoro estadounidense representa 15,8 billones de euros frente a los 1,1 billones del alemán. La deuda pública española es inferior a 1 billón de euros. Solo la deuda pública de EEUU es lo suficientemente grande como para absorber el aumento de la demanda que conlleva una crisis mundial, así pues, cuando el dinero está muy nervioso busca amparo allí (como sucedió en 2008 y en la crisis de deuda europea del periodo 2010-2012. ¡Y ahora!).
En consecuencia, el índice de referencia adecuado sin riesgo para Italia son los títulos del Tesoro norteamericano. Sorprendentemente, la rentabilidad de los bonos italianos a 10 años es prácticamente idéntica a la de los títulos estadounidenses. Si la deuda pública hubiera llegado en Italia a un nivel de verdadero riesgo, los inversores exigirían una prima enorme para prestarle dinero. Durante el periodo 2011-2012, ¡el diferencial superó los 500 puntos básicos! Los mercados eficientes ya han incorporado en los precios el miedo generalizado por la posible introducción de una moneda paralela, la bajada de impuestos y el incremento desorbitado del gasto público (sin prima de riesgo). Confíen en ellos.
Lo más chocante, en términos históricos, es que la deuda pública en Italia es espléndida. Aunque se comente mucho que el ratio entre deuda y PIB es del 133 por ciento, alta en el contexto mundial, en realidad esto no significa gran cosa. Este valor compara la deuda acumulada durante décadas con la actividad económica de un año. No tiene en cuenta la capacidad de Italia para afrontar la recurrente carga de intereses de la deuda. El tesoro italiano alargó acertadamente el vencimiento medio de su deuda de 2,3 billones desde los casi tres años de 1994 a los siete actuales.
Lo que importa es: ¿conseguirá el pago de intereses paralizar la economía italiana? No. Desde 2013, el Tesoro ha refinanciado la deuda poco a poco a tipos cada vez más bajos, reduciendo así los costes de financiación. De hecho, los tipos de la deuda a 5 y 10 años que vendió el 30 de mayo fueron menores que los de los bonos próximos al vencimiento que esta refinanciaba. Al asegurarse tipos bajos a largo plazo, el pago de intereses anuales asciende solo al 3,6 por ciento del PIB (el nivel más bajo desde que se empezaran a medir). Y lo más importante, el pago de intereses representa el 14 por ciento de la recaudación tributaria anual, un mínimo histórico, frente a los costes de financiación de los noventa que a menudo superaban el 40 por ciento de los ingresos fiscales (y aun así Italia crecía y las acciones subían).
Si gastar el 40 por ciento de su recaudación para pagar la deuda durante una década no pudo con Italia, ¿por qué debería el aumento de los tipos de intereses provocar ahora una crisis? (Todos los datos justificativos están disponibles en la versión en línea).
Sí, la deuda italiana podría llegar a ser un problema, pero para ello los tipos deberían dispararse (y quedarse en ese nivel durante muchos años, obligando al Estado a refinanciarse a tipos mucho más altos). Si los tipos a 10 años entre el 5 por ciento y el 7,5 por ciento del periodo 2011-2012 no lo hicieron, no tiene lógica pensar que rentabilidades del 3 por ciento vayan a provocar un impacto mayor.
El temor a la deuda pública italiana se percibe en los mercados, pero el miedo a un factor engañoso siempre es buena señal. A Italia le va a ir mejor de lo que se cree, también a sus acciones y, por consiguiente, a todas las acciones de la eurozona, incluidas las españolas.
Utilice este infundado recelo hacia la deuda como una oportunidad para comprar acciones italianas, especialmente de bancos de gran calidad, como Intesa Sanpaolo (por el temor que suscita el sector bancario, debido a la deuda que mantiene en cartera), y españolas: Banco Santander, Banco Sabadell, Bankia, BBVA y Caixabank, antes de que el miedo se desvanezca. No espere, podría ser demasiado tarde.