
Pedro Sánchez, como en la película dirigida por John Huston en 1984, ha situado a España Bajo el volcán. El derribo de Mariano Rajoy dejará al nuevo Gobierno en una situación de extremada debilidad política y en una fuerte inestabilidad económica. Razón ésta por la que la maniobra táctica del socialista ha provocado una cierta desazón a una buena parte del país y ha provocado una fuerte volatilidad de los mercados.
Sin embargo, a corto plazo la llegada al poder del PSOE, con el apoyo de Podemos y de los independentistas catalanes y vascos, puede tener efectos beneficiosos. En primer lugar, porque un cambio de ciclo político era inevitable. Los casos de corrupción del PP hacían insostenible la continuidad de Rajoy. En segundo lugar, porque había que dar una salida al conflicto catalán. España no era gobernable con una treintena de dirigentes independentistas en la cárcel o huidos de la Justicia.
En tercer lugar, era imprescindible parar la crispación social promovida por los sindicatos y la izquierda. Y, por último, había que desbloquear la vida legislativa ante el "no es no" de Sánchez, que estaba impidiendo que se aprobasen reformas. Continuar pagando elevadas facturas políticas y económicas al PNV no era sostenible.
Sin embargo, el problema se plantea a medio y largo plazo. La moción de censura ha sido percibida por el centro-derecha como un "golpe de mano" jurídico-parlamentario. Se tiene la certeza de que el objetivo de fondo era zancadillear el triunfo del centro derecha que anticipan los sondeos para próximas elecciones.
Las perspectivas apuntaban a un ciclo político en el que C's y el PP se habrían alternado durante un largo tiempo en el poder. Un escenario que no le interesaba a la izquierda y menos aún a los nacionalistas.
Para evitarlo, se ha formado una especie de Frente Popular que inicialmente era para echar a Rajoy, pero el objetivo es mantenerlo después de las próximas elecciones. Una estrategia en la que Iglesias pondrá la letra y Sánchez la música. Ante tal situación ni Rivera ni Rajoy se van a cruzar de brazos. El riesgo es el resurgimiento de las dos Españas, cuando parecía que esa división se había superado definitivamente.