
La polémica generada en torno al caso del máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, ha situado en primera línea informativa este tipo de títulos oficiales y ha servido a muchos para valorar lo que son, realmente, muchos de los másteres que se ofrecen en España.
El primer máster que se hizo fue hace más de cien años, precisamente en el año mil novecientos, en EEUU y era concretamente un máster en administración de empresas M.B.A. El Master in Business Administration nació de la necesidad de adecuar la formación, ya por aquel entonces, de la universidad, a las exigencias de las empresas, para que sus ejecutivos pudieran realizar una labor con la excelencia necesaria. Posteriormente a esa fecha, las demás universidades estadounidenses fueron incorporando en su oferta académica nuevos MBA.
Este tipo de formación ofrecía una serie de conocimientos que no se habían ofertado en la carrera, precisamente a través de la vivencia personal de los propios ponentes, que solían ser por lo habitual grandes ejecutivos de empresas y presidentes de diversos sectores de negocio. Es obvio decir pues que todas y cada una de las horas que contenía el máster eran del todo inconvalidables. Se debe señalar, también, que dichos estudios solían tener por lo habitual una duración de dos años.
La oferta educativa del MBA se vio después que se podía complementar con másteres específicos, como por tan sólo citar algunos ejemplos los de Finanzas y Marketing.
Sobre los años noventa del siglo pasado las universidades españolas comenzaron también a ofrecer este tipo de masters con una diversidad de duraciones. Y ya algunos años después, lo que hacen es desarrollar tal ingente cantidad de cursos, a los que se denomina máster y en todo tipo de campo del conocimiento.
Todavía resuenan las palabras y escritos, allá por los años 90, de bastantes que decían sin ambages que un máster de 600 horas no se podía en modo alguno considerar un máster y que por ello, simplemente, se trataba de un curso.
Lo cierto es que en estos momentos, entre toda esta pléyade de másteres, de todo tipo y en cualquier área del conocimiento, que poseen como oferta educativa las universidades españolas, para no faltar a la verdad se debe señalar que la mayoría rondan esas 600 horas incluidas en ellas, incluso, en muchos, la realización del trabajo que se debe realizar de fin de máster. Además, no se puede dejar de expresar que este tipo de enseñanza incluso puede ser convalidada parte de su programa, dado que en realidad ha quedado relegada como simplemente un título más de la oferta académica de las universidades en España.
Este hecho, sin duda alguna, ha desvirtuado absolutamente el objetivo final de un máster, pervirtiendo en realidad la esencia de dicha enseñanza que no puede ser otra que alcanzar un conocimiento que no se tiene por generalmente no haber sido transmitido en la carrera. Lo cual queda palmariamente demostrado al ser en la actualidad en España un mero título universitario más, que es perseguido por demasiados cursantes por, simplemente, tener ese ansia de poseer un título, en esta titulitis que nos viene corroyendo en este país.
Pues no se debe olvidar que antes de un título se encuentra el Saber; y ese conocimiento se puede obtener en muchos más lugares que, estrictamente, en una universidad. Y se debe decir que es precisamente por causa de lo anteriormente expuesto que, cada vez más, las empresas están prescindiendo de los títulos académicos para sus procesos de selección de personal y se centran, fundamentalmente, en las habilidades y capacidades reales que poseen las personas para poder desempeñar su trabajo de manera eficaz. Pues como es bien sabido, la excelencia sólo se puede alcanzar cumpliendo con alto grado sus 4 determinantes que son la Capacidad Mental, la Formación, la Experiencia Vital y la Motivación. Por lo que una adecuada formación es obviamente algo fundamental para todo tipo de trabajo.