Opinión

El impuesto a la banca le pasa factura a Pedro Sánchez

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, propuso en un desayuno celebrado la semana pasada un nuevo impuesto a la banca, con la idea de que el gravamen ayudara a sostener a la deficitaria Seguridad Social.

Preveía que con el tributo se recaudarían unos 1.000 millones y lo justificaba al decir que es una forma de que las entidades "devuelvan parte de los esfuerzos que la sociedad realizó para rescatarlos" en la pasada crisis financiera.

La propuesta originó las críticas de la oposición y de muchos analistas, que vieron en ella una amenaza a la competitividad. Pero eso era algo que Sánchez ya esperaba. Lo que realmente le está sorprendiendo es que, según su entorno, está empezando a escuchar reproches de dirigentes de su propio partido y hasta de parte de la militancia.

Así, en una asamblea regional se oyeron comentarios contrarios a una propuesta que "acerca al partido a Podemos", al tiempo que se pedía al PSOE que "ofreciera soluciones que fueran viables y no populistas".

Cercanos a Sánchez comentan que las críticas le están pasando factura, lo que lleva al líder de los socialistas a "repensar en privado" su medida. "No quiere crear conflictos en el partido en un momento en el que todo está en calma. Por eso se está planteando muy seriamente revisar a fondo la propuesta", afirman.

No obstante, desde su propio partido insisten en que la medida ha sido saludada y cuenta con un respaldo generalizado sin perjuicio de que algunas voces puedan discrepar.

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