
La Diplomacia del Deporte se ha anotado un nuevo triunfo. A diferencia del último encuentro - diciembre de 2015 - las conversaciones entre las dos Coreas concluyeron con resultados concretos. Destaca el "sí" de Pyongyang a participar en los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur. Es hasta posible que ambos equipos marchen juntos en las ceremonias de apertura y clausura, algo que ya se vio en los Juegos Asiáticos de 2002. Y que se lleven a cabo reuniones de familias que han permanecido separadas desde el fin de la Guerra de Corea en 1953. Además, se decidió asimismo abrir un diálogo militar, con el objetivo de resolver las tensiones. Y la reapertura de una línea de comunicación entre los ejércitos.
En general, las previsiones de la comunidad internacional sobre el verdadero potencial de Corea del Norte han resultado equivocadas. El régimen ha probado tener una enorme voluntad para perseverar en su proyecto militar, a pesar de las presiones y la grave situación que vive el país. La exitosa serie de pruebas con misiles ha demostrado la capacidad de Pyon-gyang de desarrollar armas nucleares. Con toda la retórica de Donald Trump, excepto las sanciones, no ha habido represalias graves. El líder norcoreano, Kim Jong-un ha desarrollado las armas disuasorias que considera necesarias para la supervivencia de su régimen.
La pregunta es, por tanto, cuál es la razón de su acercamiento a Corea del Sur. En gran parte, el motivo es la debilitada economía. Si bien han sido ineficaces para impedir los ensayos atómicos las sanciones, es indudable, que han empezado a hacer me- lla. Es difícil calcular el impacto que han tenido en la economía, ya que aún no se ha estimado el crecimiento registrado en 2017. Pero según Byung-Yeon Kim, autor del libro Desvelando la economía de Corea del Norte, las exportaciones pueden haber caído hasta un 30 por cien el año pasado. Así, las realizadas a China, con mucho el socio comercial más importante, cayeron hasta un 35 por ciento. Y en esos datos no se han tenido en cuenta las últimas sanciones aprobadas en diciembre que, entre otras cosas, afectan a los visados de norcoreanos trabajando en el extranjero.
Corea del Norte subsiste en buena medida gracias a China. Su aliado no había permitido mayores avances en el Consejo de Seguridad. Apenas hace unas semanas se aprobó una resolución para restringir la venta de petróleo a dicho país. Las presiones para que Pekín asumiera una posición firme con respecto a su vecino han dado algún resultado.
Es muy revelador analizar el discurso de Año Nuevo de Kim. Sus prioridades saltan a la vista. La palabra "economía" apareció casi tantas veces como "nuclear". Como el Norte ya no puede acceder a divisas extranjeras a través de las exportaciones o el em- pleo de sus nacionales en el extranjero, el líder espera revivir este año el sector del turismo. Entre 1999 y 2008, cuando la situación era menos tensa, cientos de miles de surcoreanos visitaron el norte.
Kim podría estar haciendo cálculos en este sentido lo que explicaría su cambio de postura hacia una más abierta. Uno de los proyectos a los que Kim aludió en su alocución es la zona turística de "Wonsan-Kalma".
Al joven y hábil Kim le está saliendo bien un juego muy peligroso, en el que se muestra dispuesto a ir al abismo de la guerra. A nivel interno realizó una "limpieza" para eliminar a todos aquellos que representaban una aparente amenaza para su control absoluto. De repente, cambia de táctica con su cara más conciliadora, inclinándose por el entendimiento directo. Ha llegado donde quería: la mesa de negociaciones, y con una posición de fuerza. Trump, quien desautorizó en público a su secretario de Estado por intentar el diálogo, ahora ofrece abrir conversaciones y manifiesta estar dispuesto a reunirse con Kim. En Corea del Sur, la oferta de sentarse a hablar ha sido bien recibida. El presidente Moon Jae-in apoya la política de acercamiento y basa esta estrategia en la experiencia de la reunificación alemana.
Nada garantiza que el actual deshielo vaya a solucionar los graves problemas que se viven en la península asiática. Corea del Norte se negó a dialogar sobre su desnuclearización. Un tema clave para el Sur, que ya ha abierto la puerta a levantar algunas sanciones de forma temporal durante los Juegos.
Sin embargo, ésta parece ser una oportunidad importante para retomar el necesario entendimiento bilateral. Aunque pequeño, es un primer paso para evitar una escalada del conflicto. EEUU y China deben respaldar la tímida iniciativa y facilitar un diálogo directo entre todas las partes. La apuesta por la distensión es esperanzadora.