
Para muchos, el auge de la vivienda vacacional está detrás de lo difícil que es hallar un piso de alquiler. Es cierto que el hecho de que existan 1,7 millones de pisos turísticos impulsa el precio medio en grandes ciudades hasta superar el salario mínimo. Pero no es menos real que estos precios también suben porque cada vez hay más gente que apuesta por el alquiler como opción. Esas personas tropiezan con el problema de una perenne falta de oferta, sobre todo en el centro de las grandes urbes.
Es posible dar una mejor respuesta a esa demanda, al nivel de otros países de la Unión Europea, acabando con asignaturas pendientes como la modernización de la legislación, sobre todo, en aspectos que palíen la desprotección en que suele encontrarse el propietario.