
En cualquier mercado siempre hay activos baratos porque básicamente son malos. Son economías en apuros, empresas abandonadas por sus clientes y materias primas cuya curva de la demanda ha cambiado tanto que se ha salido del gráfico. Otras veces, los activos de peor rendimiento un año pueden volver con fuerza el siguiente, porque están espectacularmente infravalorados.
¿Qué perros del 2016 podrían recuperarse en 2017? Hay cinco que parecen propicios para una recuperación: la libra británica, los títulos chinos, las materias primas como el trigo y el cacao, las aerolíneas y el oro. Todos ellos podrían personificar una recuperación en los doce meses que vienen. A la vez, los títulos rusos parecen sobrevalorados y también cada vez más los mercados americanos.
Para quien crea en la inversión contraria, inspeccionar las tablas de final de año de los activos de mejor y peor rendimiento siempre ha sido una manera acertada de averiguar dónde poner el dinero a trabajar. Unos serán gangas y otros no, pero al menos sabemos que no estamos comprando en lo más alto del mercado y eso suele ser un buen comienzo para cualquier inversión.
No todos merecen la pena, obviamente. El mercado bursátil egipcio tuvo un 2016 horrible, con una bajada del 27 por ciento. ¿Y saben qué? Plagado de disturbios políticos, con una economía apenas funcional y acosado por amenazas militares, seguramente tenga un 2017 nefasto también.
El mercado italiano tampoco está a punto de recuperarse (no hasta que abandone el euro). Aun así, hay cinco activos que podrían dar la vuelta en el año que empieza y potencialmente de una forma drástica.
El primero es la libra británica, la gran moneda con el peor rendimiento en 2016. A todos les preocupa qué ocurrirá cuando el Reino Unido arranque el proceso de salida de la Unión Europea y el impacto potencial para su economía, pero hasta ahora el país ha sorprendido a todos para bien, con unas ventas minoristas en auge y un crecimiento decente. En un mundo de aranceles generalmente bajos, estamos a punto de descubrir que Bruselas no supone mucha diferencia para una economía importante como la británica, al fin y al cabo. Con el euro en pleno revuelo, ante una crisis bancaria a cámara lenta en Italia y revueltas políticas populistas en Francia y Holanda, la libra debería recuperarse con firmeza este año.
Después, el oro. El metal precioso tuvo un 2016 plano y sigue casi en el fondo de un mercado bajista de cinco años. Mucha gente pensó que imprimir dinero y los tipos de interés de casi cero serían estupendos para el oro, pero paradójicamente la flexibilización cuantitativa generó deflación, no inflación. Desde este año, no obstante, los gobiernos parecen dispuestos a la expansión fiscal y los bancos centrales desmantelan progresivamente la flexibilización cuantitativa. ¿El resultado? El precio podría por fin empezar a subir otra vez. Si añadimos las guerras comerciales lanzadas por el nuevo presidente de Estados Unidos, el oro podría volver a subir vertiginosamente.
Tercero, Shanghai. El índice de referencia de los valores chinos fue el quinto peor del mundo en 2016, junto con los mercados de Egipto y Nigeria. Es verdad que hay mucho de qué preocuparse por China, desde una recesión del crecimiento a otro sistema financiero sobrecalentado, pasando por la amenaza de aranceles de Estados Unidos. Cualquiera de ellos podría desencadenar un colapso. Dicho eso, toda economía en desarrollo se topa con baches en el camino. China es por un amplio margen la gran economía de crecimiento más rápido del mundo y todavía puede triplicar su producción antes de ponerse a la altura de Estados Unidos, Europa o Japón. Solo una fracción de eso se recoge en el mercado bursátil. Si todo el mundo se calma, podría empezar a subir de nuevo.
El cuarto son el trigo y el cacao. Las buenas cosechas han implicado que las grandes materias primas agrícolas han obtenido su peor rendimiento en una década. El cacao ha bajado más del 30 por ciento y el trigo el 13 por ciento, pero los precios de los alimentos siempre son cíclicos. Los patrones climáticos cambian y también los flujos comerciales y los costes de transporte. Después de todo, no es que la gente haya dejado de comer tartas de chocolate. En casi todos los mercados se produce una reversión a la media solo con esperar un poco y éste podría ser perfectamente el año en que estas dos materias primas recuperarán el rumbo.
Por último, las aerolíneas. En el índice británico Ftse-100, la línea de bajo coste Easyjet e International Consolidated Airlines Group, propietaria de British Airways e Iberia, ocuparon los diez últimos puestos en rendimiento hace un año. La subida de los precios del petróleo y el Brexit les ha afectado mucho, pero el Reino Unido no dejará de ser un enclave turístico porque abandone la UE. En efecto, con la libra tan barata mucha gente conseguirá finalmente visitar Londres. Mientras, la rápida caída del precio de la energía solar empujará finalmente el precio del petróleo hacia abajo. El sector de las aerolíneas podría repuntar bruscamente desde un nivel muy bajo.
Al mismo tiempo, algunos de los activos de mejor rendimiento en 2016 parecen muy sobrevalorados. Por ejemplo, los bonos estrella del gobierno en el mundo el año pasado fueron de Venezuela. En el caso improbable de que tenga alguno, sálgase mientras pueda. La bolsa rusa subió un 50 por ciento en 2016, gracias en parte a la recuperación del precio del petróleo, pero Rusia sigue siendo lo que ha sido en esta última década: una oligarquía sin reformar y estatista, dirigida por un autócrata agresivo sin el menor interés en abrir la economía, y eso significa que va derecha a otra crisis tarde o temprano. El mercado de valores estadounidense vivió un salto grande y sorprendente en la elección de Trump pero a medida que la realidad vaya cuajando y los tipos de interés suban, le costará mantener el impulso.
Muchos de los peores activos de 2016 serán igual de nefastos en los doce próximos meses. Y es que eran baratos por una razón, pero unos pocos protagonizarán recuperaciones fuertes y esos cinco activos son los que habrá que observar más de cerca.