
E l año pasado comenzó con una crisis de los mercados por temor a una profunda devaluación de la moneda china, que puso en jaque mate a todas las empresas vinculadas a las materias primas. El yuan llegó a depreciarse durante los primeros compases del año el 6 por ciento. Finalmente, cerrará el ejercicio con una devaluación en torno al 8 por ciento. Las bolsas se recuperaron de las caídas y las sociedades relacionadas con las materias primas, sobre todo el petróleo, vuelven a brillar en los mercados como si nada hubiera ocurrido.
Luego vino el Brexit, con un resultado adverso para el exprimer ministro, David Cameron, que nadie esperaba. Después del susto inicial, que provocó otro retroceso de las bolsas de alrededor del 5 por ciento en sólo un par de sesiones, y que la libra se desplomara el 30 por ciento, todo volvió a la normalidad. La encuesta de sentimiento empresarial en Reino Unido, conocida esta semana, es la más optimista de los últimos meses.
El pasado 8 de noviembre, contra todo pronóstico, Donald Trump entró en la Casa Blanca en lugar de Hillary Clinton. De nuevo, las estimaciones apuntaban hacia un cataclismo financiero si ganaba Trump que, afortunadamente, no ocurrió.
Algo similar ocurrió con el referendo italiano del pasado 4 de diciembre, que perdió el también exprimer ministro, Matteo Renzi. Esta vez no hubo sorpresas y los mercados reaccionaron saludablemente.
A la luz de los hechos, se puede decir que 2016 fue un año de sorpresas o, mejor, de expectativas incumplidas.
Algo similar ocurrió en España, donde el ejercicio comenzó con la probabilidad de una alianza entre Pablo Iglesias y Pedro Sánchez que hubiera desbancado a Mariano Rajoy definitivamente del Gobierno e instaurado un Ejecutivo de izquierda radical. El acuerdo no cuajó gracias a la soberbia del líder de Podemos y a la estulticia del exsecretario general de los socialistas. Los comicios del 26-J trajeron de vuelta la estabilidad, gracias a la recuperación del PP en los resultados electorales. Por enésima vez fallaron las previsiones fatalistas de la mayoría de los expertos.
El año concluye con mejores perspectivas de lo esperado. En el ámbito internacional, debido a la esperanza depositada en que la gran bajada de impuestos prometida por Trump dé el impulso definitivo a la economía de Estados Unidos y, por ende, a las del resto del planeta. En nuestro país, se abre un horizonte de pactos con PSOE, Ciudadanos o PNV que permita concluir la legislatura, como vaticinó este viernes el presidente Mariano Rajoy. La prueba de fuego será la aprobación de los Presupuestos.
A la vista de lo sucedido en 2016, me siento incapaz de realizar un pronóstico certero para el año que viene. La experiencia muestra que la mayoría de las previsiones terminan en el cesto de la basura. Pero como se supone que escribo aquí por algo, creo que vamos a vivir un comienzo de 2017 con un optimismo inusitado, que se irá apagando después del 20 de enero, a medida que Trump ponga en marcha sus medidas. La incertidumbre crecerá cuando se acerquen los comicios franceses de primavera.
En España será un elemento decisorio la aprobación de los Presupuestos, que todo el mundo da por hecho, pero que el PSOE rechaza. El crecimiento económico comenzará a perder fuelle en 2017, debido a la menor pujanza del consumo y a la subida tanto de los impuestos como de los carburantes.
En elEconomista despediremos en marzo la celebración del décimo aniversario de su existencia, con un saldo muy positivo. Por esas fechas publicaremos la primera historia desde nuestro nacimiento hace 160 años. Es una trayectoria jalonada de ilustres escritores y periodistas, que alcanzaron el rango de ministros de Hacienda o de Fomento, entre otros títulos insignes, y que se mantuvo fiel a sus principios liberales a través de los siglos. También preparamos el lanzamiento de nuevas ideas de inversión, después de acreditar durante años que nuestras recomendaciones baten al mercado holgadamente, tanto en bolsa española como europea o americana, incluida la de México. 2017 será el año de los mercados, tras varios ejercicios a la baja. Por supuesto, habrá novedades periodísticas, pero no queda espacio para desgranarlas. Entretanto, disfruten de las fiestas. Les espero aquí el próximo año.