
Se acerca la temporada de resultados trimestrales y las perspectivas para la banca española no son halagüeñas.
Los analistas se conforman con un recorte del 10% en los beneficios, motivado por los problemas habituales del sector -bajos tipos de interés especialmente-.
Este panorama sería todavía más sombrío si la UE no se hubiera posicionado en contra de la retroactividad total de las cláusulas suelo, y, en el caso de los bancos más internacionalizados, la divisa brasileña no se hubiera apreciado. Esto último ha compensado el efecto de una libra más débil.
Con todo, conviene seguir siendo precavidos y reconocer que persisten graves problemas que amenazan a las entidades y que éstas tendrán que continuar acometiendo ajustes.