Opinión

Héroes: por qué Andrés Bódalo no es Miguel Hernández y por qué no habrá gobierno tripartito

Bódalo, respaldado por Rodríguez antes de su detención. Imagen: EFE

Miguel Hernández murió en una sórdida enfermería de la prisión de Alicante en 1942. La semana pasada se cumplieron 74 años. El autor de El rayo que no cesa o El viento del pueblo sucumbió tras padecer una sucesión de enfermedades pulmonares mal atendidas. Solo tenía 31 años pero su sensibilidad y su obra poética habían trascendido ya fuera de nuestras fronteras. El exjuez de Podemos Yllanes no firmará para pedir el indulto de Bódalo.

La persecución de su figura y su condena la fundamentaron en "una activísima labor literaria en contra del Movimiento Nacional". Fue acusado de firmar varios manifiestos y de alentar la resistencia contra las tropas nacionales. Tras varias irregularidades judiciales fue juzgado y condenado a muerte aunque la pena capital le sería conmutada y sustituida por la de 30 años de cárcel.

A Miguel Hernández le acusaron y sentenciaron por difundir sus versos y sus ideas no por matar ni golpear a nadie. No encuentro, en consecuencia, parecido alguno entre el autor de la Nana de la cebolla y ese 'cebollo' llamado Andrés Bodalo que ingresó en prisión el jueves pasado por participar en el linchamiento de un concejal socialista del municipio jienense de Jódar. La lideresa andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, tuvo la osadía de comparar a Bódalo con Hernández. Si las comparaciones suelen ser odiosas, ésta además resultó grotesca.

Rodríguez ahondó en el parangón acusando a quienes la criticaron de no leer a Miguel Hernández y subrayando la vinculación de ambos personajes con el campo. Olvidó los matices porque mientras Hernández devoraba libros, en el poco tiempo que le dejaban las cabras, Bódalo se dedicaba a la invasión de fincas, el asalto de supermercados y a sus vacaciones en Venezuela pagadas por Maduro.

Los amigos del poeta eran Neruda, Aleixandre o Buero Vallejo con quien compartió cárcel. Los de Bódalo son Sánchez Gordillo y Cañamero. No hay en la biografía del poeta de Orihuela un solo episodio de violencia, algo de lo que no puede presumir el concejal jienense por mucho que llore.

La izquierda abertzale cometió parecido error cuando Otegui salió de prisión y se atrevió a compararle con Mandela. Casi no puedo imaginar dos estilos más diferentes de defender unos ideales.

Es importante afinar con la elección de los héroes para no caer en el ridículo. La detención de Bódalo irrumpió de alguna forma en la agenda política al coincidir con la esperada reunión de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Congreso. "Empecemos por lo que nos une", rezaba la dedicatoria del tocho sobre baloncesto que el líder morado regaló al socialista para arrancar la cita con buen rollo. Horas antes, Iglesias había pedido el indulto del concejal jienense mientras que Sánchez condenaba rotundamente la agresión al edil del PSOE.

Así que en su encuentro apartaron el asunto para no liarla. Pero está claro que tienen héroes distintos y formas diferentes de entender el ejercicio de la política. A pesar de lo cual, ese día escenificaron la apertura de un portillo a un posible acuerdo de gobierno. Difícil y pequeño como el ojo de la aguja por el que ha de pasar un camello pero lo suficiente para que Sánchez dijera que veía más probable su investidura que la repetición de elecciones. Una percepción que contrariaban públicamente Iglesias y Rivera al evidenciar sus mutuas incompatibilidades.

Es evidente que no habrá gobierno tripartito, lo que tampoco cierra del todo el capítulo de posibilidades. El candidato socialista quiere la abstención de Podemos a cambio de unas condiciones que salven la cara a los de morado y sean digeribles no solo para los de naranja sino también para su propio Comité Federal.

Un supuesto solo imaginable si la crisis orgánica y la dispersión de sus confluencias continúan debilitando la formación de Iglesias. ¿Quién permitiría la repetición de elecciones si militara en la convicción de que el resultado le puede ser adverso?. En cuanto a lo de consultar a las bases que nadie se engañe, sea en un sentido u otro, todos saben que la militancia suele ratificar lo que propugnan sus líderes.

La clave puede estar en la fusión con Izquierda Unida (IU) que compensaría el desgaste. Ahora Alberto Garzón está en condiciones de cobrar muy cara su piel, otra cosa es que los suyos le consientan venderla. Muchos en IU le verían como un traidor, para los de Podemos sería un héroe. Al menos mejor biografía que Bódalo sí que tiene.

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