Opinión

Anticiparse al futuro

Quiero comenzar estas líneas felicitando a elEconomista por sus 10 años de existencia al servicio de una información económica y financiera rigurosa y de calidad. El transcurso de una década nos proporciona la perspectiva suficiente para hacer balance del camino recorrido y, en el caso de Iberdrola, estos 10 años han supuesto una etapa de profunda transformación de la compañía en todos los órdenes. Consulte el especial 10º Aniversario de elEconomista.es

Durante este período, Iberdrola ha desarrollado una estrategia coherente con su visión empresarial, que le permitió adelantarse a las actuales tendencias del sector: la constatación de que el fuerte crecimiento de la demanda energética mundial no podía ser satisfecho con un modelo ineficiente y medioambientalmente insostenible, basado en tecnologías altamente emisoras.

De acuerdo con esa visión, Iberdrola impulsó sus planes de crecimiento en energías limpias, centró su actividad en los negocios regulados y orientó su expansión internacional hacía países con una elevada calidad crediticia y potencial de crecimiento.

Justamente hace ahora 10 años, iniciábamos nuestra presencia en Reino Unido, tras la integración entre Iberdrola y la eléctrica escocesa ScottishPower, a la que siguió nuestra entrada en Estados Unidos a través de la integración de Energy East. El crecimiento en ese país se ha fortalecido con la creación de Avangrid el pasado mes de diciembre, fruto de la integración de Iberdrola USA y la compañía UIL, dando lugar a una de las principales eléctricas estadounidenses, que cotiza en la Bolsa de Nueva York y cuenta con unos activos por valor de 30.000 millones de dólares. Paralelamente, hemos fortalecido en estos años nuestra presencia en México, donde hoy somos el primer productor privado de electricidad.

La ejecución de esa estrategia ha situado hoy a Iberdrola como una de las principales compañías eléctricas del mundo y la primera eléctrica europea por capitalización bursátil y rentabilidad total para el accionista. Además de tiempo de balances, para Iberdrola es también el momento de hablar de futuro.

La compañía se dispone a abordar una nueva etapa de crecimiento en sus negocios y mercados estratégicos en un escenario de incremento de la demanda eléctrica mundial del 70 por ciento hasta 2040 que deberá ser satisfecha con la utilización de fuentes energéticas limpias y eficientes para cumplir con los compromisos globales de reducción de emisiones. Iberdrola se ha anticipado a esa transición energética al haber apostado por las soluciones sostenibles que requiere la mayor electrificación de la economía mundial: más energías limpias, más capacidad de almacenamiento, más energía de respaldo, más redes y más inteligentes y una mayor digitalización.

En ese entorno, las Perspectivas 2016-2020, que hemos presentado recientemente, establecen un programa de inversiones por valor de 24.000 millones de euros, principalmente en las áreas de redes de transporte y distribución eléctrica y energías renovables, de los que 17.000 millones corresponderán a inversiones de crecimiento. De la cifra total de inversiones, cerca de 22.000 millones obedecen a proyectos ya en construcción o comprometidos en el Reino Unido, Estados Unidos, México y España. Al mismo tiempo, seguiremos mejorando nuestra eficiencia gracias a los avances en la automatización y digitalización en todos los negocios y procesos, manteniendo una sólida posición financiera que nos permitirá aprovechar las oportunidades de crecimiento en nuestros mercados.

Con todo ello, esperamos obtener durante el período 2016-2020 un incremento medio anual del 6 por ciento tanto del beneficio bruto de explotación como del beneficio neto del grupo. La evolución prevista nos permitirá aumentar la remuneración al accionista de forma sostenible y creciente, en línea con los resultados.

Además, Iberdrola seguirá manteniendo su firme compromiso social con los países y territorios en los que desarrolla su actividad y continuará siendo un motor de crecimiento económico y generación de empleo. Por ilustrarlo con cifras, Iberdrola realizó compras en 2015 por valor de 7.500 millones de euros a más de 17.600 proveedores; su contribución fiscal superó los 5.500 millones y contrató a 1.750 profesionales, formando además, a través de programas de prácticas, a unos 550 jóvenes. Esa es la senda que seguiremos en los próximos años: invertir para crear valor y satisfacer las necesidades y expectativas de nuestros accionistas, clientes, empleados, suministradores y contribuir al desarrollo de las sociedades a las que prestamos nuestros servicios.

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