
España e Italia han pasado por diferentes situaciones desde que se incorporaron a la zona euro, pero tienen una cosa en común - un crecimiento muy pobre de la productividad. Creemos que el tamaño de las empresas es en gran medida el culpable. Estos países tienen una proporción mucho mayor de pequeñas y medianas empresas (pymes) que el Reino Unido y Estados Unidos, o incluso Francia y Alemania. El 40 por ciento de los empleados españoles y casi el 50 por ciento en Italia, trabajan en microempresas con menos de nueve personas, en comparación con el 20 por ciento en Alemania y sólo el 10 por ciento en EEUU.
Del mismo modo, alrededor del 75 por ciento de los empleados en España y el 80 por ciento en Italia está en empresas con menos de 250 empleados, frente al 60 por ciento en Alemania y el 40 por ciento en EEUU. En España, el número de microempresas sigue aumentando. Alemania ha duplicado con creces la cuota de exportación del PIB en los últimos 20 años, mientras que España e Italia han experimentado sólo pequeños aumentos. Es esencial destacar que las empresas con más de 250 trabajadores son 2,5 veces más productivas que las microempresas en Italia y dos veces más productivas en España, mientras que la brecha de productividad es mucho menor en Alemania o Francia.
El modelo alemán de pymes Mittelstand ayuda a explicar la brecha de productividad mucho menor con la que cuentan. La red de empresas altamente especializadas, orientadas a la exportación se centra en productos de alto valor: aunque se trata de empresas nicho, disfrutan de importantes economías de escala debido a la venta a nivel internacional. España e Italia tienen empresas pequeñas, poco productivas y con baja inversión. Si las pequeñas empresas españolas lograran la misma productividad por trabajador que las que tienen 20-49 empleados, en 2025 el PIB potencial podría ser un 6,5 por ciento más alto. El italiano podría aumentar en un 8,5 por ciento. Eso reduciría rápidamente los ratios de deuda-PIB de estos países, que actualmente son muy elevados.
La prevalencia de las pymes es en parte una herencia histórica: una proliferación de requisitos normativos regionales y locales en unos países muy fragmentados como son España e Italia dificultó que las empresas se expandieran. Las políticas del Gobierno también incitan a las empresas a seguir manteniendo su pequeño tamaño: la ley en Italia, que impide a las empresas el despido de sus trabajadores, actualmente sólo abolida en parte, sólo se aplica a las empresas con más de 15 empleados, por ejemplo, y las empresas españolas con 50 empleados deben tener comités de empresa. La legislación fiscal favorable a las pymes también puede reducir los incentivos para que las empresas crezcan. Las pequeñas empresas en España o Italia también parecen carecer del impulso exportador de las alemanas. Alemania ha duplicado sobradamente su cuota de exportación en el PIB en los últimos 20 años, hasta el 46 por ciento, mientras que España e Italia han visto sólo pequeños aumentos.
Las empresas españolas e italianas son especialmente dependientes de los préstamos bancarios directos, pero el nuevo marco regulador más estricto para los bancos europeos ha hecho mucho más difícil para ellos el prestar a las pymes. La proliferación en España de las pequeñas empresas casi dobla el nivel de antes de la crisis financiera. Alrededor de un tercio de los ingresos brutos de explotación de las pymes se dedican al pago de la deuda, lo cual limita su gasto de capital. A pesar de algunos intentos del gobierno por ayudar, aún queda mucho por hacer para reducir el sesgo normativo que impulsa a mantener el reducido tamaño - pero debe implementarse gradualmente para evitar dañar las perspectivas de empleo en el corto plazo. Una parte de la transición hacia un modelo Mittelstand del sur de Europa también podría suceder orgánicamente a medida que empresas alemanas y de otras nacionalidades vayan comprando pymes mediterráneas. Las prioridades deben ser: una mayor inversión en investigación y desarrollo, sistemas de aprendizaje eficaces, reducción de las cargas fiscales y un mejor acceso a la financiación.