Opinión

No es oro todo lo que reluce

Amador G. Ayora, director de elEconomista. Imagen: Archivo

La economía española avanza a paso firme, como muestra el crecimiento del PIB en el tercer trimestre, que concluirá el año por encima del 3 por ciento. Una velocidad de crucero que permitirá crear alrededor de 600.000 empleos, como pronosticó el Gobierno.

La crisis de los países emergentes apenas hizo mella en la actividad. El consumo y la inversión siguen tirando y solo la cesión de las exportaciones atenúa el ritmo de los últimos meses.

La mayor incertidumbre es, como se sabe, la política. Pero hay algunos elementos para encarar el futuro con tranquilidad. La posibilidad de que Podemos llegue al poder, incluso en alianza con el PSOE, la descarta ya hasta su líder, Pablo Iglesias. Aunque moderó mucho su discurso en los últimos meses, Podemos sigue aterrorizando a los mercados financieros y a una gran parte del empresariado español.

La otra amenaza es que el próximo 20-D salga de las urnas un gobierno inestable. El fulgurante ascenso de Ciudadanos facilitará la gobernabilidad del país con cualquiera de los otros grandes partidos. El proceso independentista iniciado esta semana por el Parlamento catalán fortalece a Rajoy. El PP debería sacar rédito ahora a su mensaje contundente en favor de la unidad de España. La combinación PP-Ciudadanos es la favorita de los inversores.

Todo lo contrario que el PSOE. Pedro Sánchez tuvo que cerrar filas con Rajoy sobre este asunto por primera vez, ante el riesgo de perder a buena parte de sus electores, como pasó en Cataluña. Los titubeos con el nacionalismo, su defensa de la Constitución a la vez que promueve su cambio y el giro a la izquierda de su programa electoral hacen pronosticar un descalabro electoral, que deje al PSOE por detrás de Ciudadanos.

El tercer frente abierto es el catalán, en el que también se producen avances. El resultado de los últimos comicios hizo tomar conciencia a los partidos políticos y a la sociedad española de que es necesario reconocer el hecho diferencial de Cataluña. Pero Mas se adelantó al echar a andar la declaración de independencia en el Parlamento, a costa incluso de la desobediencia legal, sin el apoyo electoral suficiente. Eso le está granjeando feroces críticas internas dentro y fuera de su partido, además del rechazo unánime de la comunidad internacional.

Las prisas nunca son buenas. Mas tiene urgencia por lograr el apoyo de la CUP antes de que se conozcan más detalles sobre la trama de empresas creada por el clan Pujol con el cobro de comisiones en obras públicas.

La fortuna 'desconocida'

Anticorrupción estima en más de 1.000 millones repartidos por 70 empresas y 20 países la fortuna de los Pujol. Resulta difícil creer que Mas, que fue su mano derecha y uno de sus consejeros, no estuviera al corriente, cuando una parte sirvió para sufragar a Convergencia.

En estas circunstancias, las posibilidades de que Mas vuelva presidir la Generalitat son muy escasas, porque aunque convoque otras elecciones, como amenazó en el último consejo de Gobierno, no podría ir ya de la mano de ERC. Oriol Junqueras rompió la coalición de Junts pel Sí para las generales ante la magnitud de los escándalos de corrupción que atenazan a sus socios de Gobierno. Parece que esta vez Mas está en un callejón sin salida, que Rajoy debería capitalizar.

Aún es pronto para cantar victoria. Aunque se logre un Gobierno estable para continuar con las reformas, persiste la incertidumbre internacional. Los primeros signos de la crisis que padecen los emergentes y gran parte de Latinoamérica comienzan a asomar en las cuentas de resultados de las grandes empresas españolas.

Repsol presentó un plan estratégico con importantes proyectos de desinversión para afrontar el temporal provocado por la caída del petróleo y Gas Natural deshoja la margarita para concretar ante los inversores su plan estratégico. Empresas como Acerinox o Arcelor Mittal están muy afectadas por el desplome de las materias primas. Los dos grandes bancos, Santander y BBVA, se ven también penalizados, al igual que Telefónica o Dia.

La entidad presidida por Ana Botín capeó mejor de lo esperado su resultado en Brasil, que aporta casi una quinta parte del beneficio. BBVA tuvo que reconocer minusvalías de 1.840 millones para poner al día la valoración del Garanti turco.

La aventura internacional, sobre todo en el mundo emergente, pasa una factura ya de 6.250 millones al banco presidido por Francisco González. Hace unos meses tuvo que provisionar 2.000 millones tras minimizar su presencia en China y posteriormente otros 1.400 en Venezuela. Su apuesta por lo digital está por dar frutos. La economía española afronta importantes retos, pero también fuera hay graves riesgos. El devenir de China marcará el ritmo de crecimiento del planeta en los próximos años. No es oro todo lo que reluce.

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