
JP Morgan, BBVA y Deutsche Bank se ven salpicados por el enfrentamiento entre el Gobierno argentino y los fondos buitre.
Estos últimos son los acreedores que rechazaron las reestructuraciones de deuda que Buenos Aires hizo en 2005 y 2010 y que, con sentencias judiciales, reclaman compensaciones.
Así, todo movimiento de bonos argentinos es susceptible de ser investigado; no son una excepción los que los tres bancos hicieron con los títulos recibidos de Repsol, una vez que la petrolera vendió los bonos que sirvieron para compensar la expropiación de YPF.
Conviene a las entidades que colaboren con la investigación y ofrezcan la mayor transparencia. De lo contrario se verán atrapados en una guerra, entre Argentina y sus acreedores, sin visos de solucionarse pronto.