Opinión

Crisis de los emergentes más allá de China

  • El gigante asiático se usa como chivo expiatorio

La situación de los mercados emergentes y la posibilidad de que en EEUU se produzca un alza de los tipos de interés acapara estos días la atención y los focos de las noticias macroeconómicas. Cabría pensar que ambas noticias son independientes; sin embargo no es así, pues en buena parte ha sido la política monetaria americana la que ha financiado la burbuja de las materias primas y, por ende, la fuerte expansión de la actividad económica de los países emergentes. El último referente sobre este aspecto ha sido el informe publicado por el Instituto de Finanzas Internacionales, IIF por su acrónimo en inglés. Este prestigioso instituto puede pasar inadvertido para algunos; sin embargo conviene tenerlo presente, para darse cuenta de la relevancia de sus opiniones. El IIF agrupa a buena parte de los bancos privados más importantes de los países desarrollados, además de darles soporte en temas de préstamos y deuda, por lo que su opinión debería tenerse muy en cuenta. Ahora, el IIF advierte sobre el frenazo de los países emergentes, situando el crecimiento económico de las 30 principales economías emergentes en el 3,5%, el incremento más bajo desde 2007. Remarca el informe que el frenazo del bloque emergente no parece comprometer el crecimiento de los países avanzados, aun cuando se dejará sentir en ellos lo que en román paladino significa: no ven recesión. Hasta aquí nada que en este diario no hayan podido leer o se haya comentado en las diferentes opiniones de sus colaboradores, pero lo novedoso del informe, por eso lo traigo hasta este artículo, es que parece que por fin alguien deja de culpar tan solo a China y señala otras causas: el fin de la política monetaria extraordinariamente laxa llevada a cabo por EEUU y por supuesto los propios errores de los países emergentes.

Estos días la prensa nacional, tanto generalista como económica, nos da idea de la importancia del tema chino y la crisis de los emergentes; apuntan que la desaceleración china es la causa de todos los problemas de los países emergentes. Vamos, en una visión simplista, ahora resulta que China es como el gato casero que todo lo tira y rompe; ya se sabe que siempre es bueno tener un chivo expiatorio. Cierto es que el gigante asiático se está desacelerando; eso sí, hasta niveles de crecimiento que podrían ser superiores al 5%, y que por tanto mete en problemas a los países exportadores de materias primas. Pero, con ser cierto, China no es el principal problema de los países exportadores de materias primas; hay otras cuestiones de relevancia que se están ocultando. En primer lugar, el actual problema, en mi opinión, está en la política monetaria americana. Todos son conscientes de que la economía número uno del mundo ha llevado a cabo una expansión sin precedentes de su base monetaria, el famoso 'helicóptero Bernanke', haciéndolo además a un coste cero. Si alguien pensaba que esta medida no iba a tener consecuencias se equivocaba. Aquella expansión propició la financiación barata y abundante a los países emergentes, los cuales llevaron a cabo importantes inversiones, algunas sin criterio económico. Hoy la Fed, el banco central americano, debe volver a la ortodoxia y eso hace que la barra libre de dólares se cierre y la financiación o, lo que es más importante; la refinanciación de la deuda contraída por los países emergentes, se complica y mucho. Lo expuesto anteriormente lo vemos muy bien en los datos que nos da el IIF: para el presente ejercicio se prevén inversiones por 490.000 millones de euros, mientras que en el 2014 fue de más de un billón, es decir casi un recorte del 50%. Pero el informe pone aún más de relevancia este recorte cuando lo relativiza con el PIB, pues si el año pasado los flujos que llegaban hasta los emergentes era de un 8% del conjunto del PIB de los emergentes, este año se quedará en el 2%. Ahí esta, el mayor problema de los emergentes.

El segundo problema son ellos mismos. Durante este periodo de enorme bonanza estos países no han sabido utilizarla para llevar a cabo reformas que evitaran el impacto. La enorme llegada de grandes cantidades de capital procedentes del alza de las materias primas, caso de Brasil o Rusia, o la facilidad de obtener capitales, en el caso de Turquía, han tapado el inmovilismo de sus Gobiernos para llevar a cabo reformas, a la vez que han potenciado los casos de corrupción; aquí, Brasil se lleva el primer puesto. Durante esta época de bonanza, estos países deberían haber potenciado reformas en sus mercados laborales, liberalizar comercio y producción, robustecer su demanda privada, diversificar en sectores de mayor estabilidad, acotar el fuerte apalancamiento, pero no. Nada de eso han llevado a cabo. Al igual que en su momento España, hoy estos países exhiben su debilidad por haber desaprovechado el momento de llevar a cabo las reformas. Llegan tarde, como llegamos nosotros Y ahora todo es más complicado.

Sí, claro que la desaceleración China agudiza el problema, pero no es el causante. China, con un crecimiento superior al 5%, puede suponer una gran oportunidad de impulsar al mundo a medio y largo plazo para un PIB global anclado en lo que parece un estancamiento secular. Las enormes inversiones que van a llevar a cabo muestran las oportunidades que abre un país como China, además de que el impulso a la clase media del país incrementará el consumo mundial.

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