Opinión

Cómo ponerse corto para aprovechar las correcciones

  • Las caídas en bolsa suelen ser tres veces más rápidas que las subidas

Ganar en bolsa o en cualquier otro activo financiero no sólo es posible cuando los mercados suben. Aunque muchos inversores conocen el termino inversión a corto o inversión bajista pocos saben cómo implementarlo. Los momentos de caídas generalizadas como las vividas en las últimas semanas son también una buena oportunidad para sacar rentabilidad a nuestro dinero, aunque para ello es imprescindible acertar con el denominado market timing. En otras palabras, ponerse bajistas puede ser rentable pero hay que saber cuándo y cómo.

Al igual que sucede con las subidas, predecir con cierta fiabilidad el momento de una caída en los mercados es muy complicado. Más aún teniendo en cuenta que las caídas suelen estar relacionadas con eventos inesperados difíciles de predecir (los denominados cisnes negros). Incluso cuando dichos eventos se conocen de antemano (como el caso de Grecia) resulta imposible determinar la evolución de los hechos y el impacto que pueden tener sobre los mercados. A nivel fundamental o técnico, los mismos indicadores que pueden determinar un exceso de ventas (oportunidad de compra) pueden indicar lo contrario (oportunidad de venta), aunque su fiabilidad varía en función de las circunstancias de cada momento.

Las inversiones a corto exigen no sólo acertar en el momento de tomar la posición bajista sino también cuándo deshacerla, ya que corremos el riesgo de que el mercado se dé la vuelta. De hecho, se estima que las caídas en la bolsa suelen ser tres veces más rápidas que las subidas por el efecto psicológico de aversión a las pérdidas de los inversores. Además, salvo que se produzcan hechos extraordinarios como la crisis financiera de 2008 o los episodios de inestabilidad en Europa, las caídas que se producen en mercados alcistas como los vividos durante los últimos años suelen responder a movimientos técnicos (en argot financiero se habla de toma de beneficios) y por lo tanto suelen ser de corta duración.

La segunda cuestión (la forma de ponerse a corto) resulta mucho más sencilla. De hecho, para el inversor "de a pie" la mejor opción actualmente son los ETFs inversos. Como su nombre indica, dichos instrumentos tienen como objetivo obtener la rentabilidad inversa de su índice de referencia (puede ser de renta variable, renta fija, materias primas, etc.). Aunque la gama de productos existente en el mercado no es tan amplia como la de los ETFs tradicionales y su coste es generalmente mayor, permiten tomar o deshacer posiciones bajistas de forma rápida y sencilla. Su principal hándicap es el efecto de los rendimientos compuestos.

Otras alternativas para ponerse bajistas son los derivados (opciones, futuros, swaps,..) y el préstamo de títulos (adecuado para ponerse a corto de un solo valor). En ambos casos es aconsejable conocer la operativa de dichos instrumentos. Por ejemplo, en las opciones influye, además de la evolución del índice subyacente, su volatilidad y el tiempo hasta vencimiento. Por su parte, el préstamo de títulos exige un volumen mínimo de inversión y la capacidad de garantizar la devolución de los mismos al prestamista aun asumiendo pérdidas en el caso de que el valor suba en lugar de bajar. Son, por lo tanto, los instrumentos más recomendables para inversores experimentados.

Éstos no sólo sirven para ganar dinero cuando los mercados caen, sino también para proteger las inversiones. Por ejemplo, un inversor con una cartera de acciones puede ponerse bajista del índice de referencia mediante una opción o un ETF inverso. Aunque la cobertura no sea exacta (salvo que nos cubriéramos de cada uno de los títulos de la cartera en su proporción correspondiente), la estrategia permitiría compensar posibles pérdidas si el mercado efectivamente cae. La alternativa de vender parte o la totalidad de la cartera puede no ser viable por temas fiscales o simplemente porque se sobrepasaría el límite de liquidez sin invertir (es más típico en el caso de un fondo de inversión).

En definitiva, ponerse bajista es hoy en día mucho más sencillo y menos costoso de lo que muchos inversores creen. Sólo hace falta un poco de instinto y la suerte para que el mercado vaya en la dirección correcta. Pues de lo contrario estaremos en la posición en la que nadie quiere estar: perder cuando la mayoría del mercado gana.

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