Opinión

Cerco al poder de Santamaría

La señal de alarma que supone para el PP la desbandada de sus barones territoriales ha conseguido abrir grietas incluso en el pétreo inmovilismo del presidente Rajoy. El jefe del Ejecutivo anunció ayer que está dispuesto a hacer "cambios", en principio limitados al partido, dejando aparte al Gobierno. 

Sin embargo, lo cierto es que Rajoy ha dado ya un paso decisivo, en el seno de su Gabinete, para dominar la división interna que lo está corroyendo. Un aspecto tan vital como es la política de relaciones con los medios de Moncloa ha estado, hasta ahora, plenamente en manos de su vicepresidenta.

En particular, Soraya Sáenz de Santamaría ha tenido bajo su control total un arma de tanto alcance como es la concesión de licencias de televisión. Lo ha vuelto a demostrar la reciente salida a concurso de seis nuevos canales, cuyo reparto a priori entre los adjudicatarios (Mediaset, Atresmedia, Prisa y la Iglesia) por parte de la vicepresidenta sembró el descontento, al incluir a Prisa y excluir a Vocento, un medio más afín al PP y al Gobierno.

Rajoy supervisará personalmente la concesión de las nuevas licencias y recurrirá a uno de sus hombres de mayor confianza, el ministro José Manuel Soria, para complementar la relación con los editores de los grandes medios nacionales. Una tarea clave, hasta ahora en manos exclusivas de la vicepresidenta y que provocaba recelos de una parte del Gobierno porque ella siempre quedaba a salvo de las críticas.

El estallido del caso Rato en plena campaña electoral fue la gota que colmó el vaso, ya que fueron personas próximas a Santamaría las que avisaron a las teles de la detención. Rajoy parece decidido a tomar el timón y comienza a hablar de cambios, que son urgentes.

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