
Esta semana, el ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, se ha esmerado en restar alcances a la reunión del Eurogrupo del lunes. Ayer, lo remachó en Madrid al dejar claro que sólo habrá avances técnicos, fiándolo todo a un nuevo encuentro en junio.
A estas alturas, es claro que la única fecha que Atenas considerará decisiva será aquélla en la que no pueda hacer frente a alguno de los pagos pendientes, por valor total de 21.600 millones, que afronta hasta agosto.
La opacidad de las cuentas helenas impide concretar cuál será el momento exacto, pero lo indudable es que llegará si Atenas se empecina en entorpecer el debate con los tecnicismos que Varufakis tanto valora, por mucho que ahora busque la complicidad de España para hacer frente al resto del Eurogrupo.