
La fuerte corrección con la que las bolsas inauguraron el mes de mayo se ha revelado como el mejor revulsivo para los índices europeos. Ese punto de inflexión no se derivaba de ningún problema en los fundamentales de la economía europea, sino del deseo de los inversores de recoger beneficios después del intenso rally vivido desde inicios de 2015, impulsado por las expectativas de que el BCE iniciara, tal y como ocurrió en marzo, su programa de compra masiva de activos.
La mejor prueba de ello se encuentra en la solidez con la que los índices europeos repuntaron en esta semana, ayudados también por el descenso del paro en Estados Unidos hasta su menor tasa desde 2008 (5,8 por ciento de la población activa) y la sorprendente mayoría absoluta de los conservadores en las elecciones de Reino Unido.
En el caso del Ibex, se elevó el viernes un 2,19 por ciento, lo que implica su mayor subida en mes y medio, y cerró en los 11.424,7 puntos. Se trata de un rebote fiable, con consistencia suficiente como para establecer desde ya cuál es el nivel de precio adecuado para comprar acciones de cada uno de los activos del Ibex (desde los 64,3 euros de Acciona hasta los 3 euros de Mapfre). En este momento, en el que el selectivo enfila con decisión hacia los 12.000 puntos, conviene aprovechar la oportunidad de volver a apostar por la renta variable. Si la fortaleza de los índices no resulta convincente, basta para decidirse con observar el vuelco que ha sufrido el mercado de renta fija, en el que la venta masiva de bonos derrumba su precio, mientras recalienta el interés que los Estados, incluido el alemán, tienen que ofrecer a cambio de sus títulos.
La bolsa vuelve a ser la mejor opción para el inversor que busca rentabilidad.