Opinión

Urgen más reformas en el empleo

El dato de empleo del Inem ha sido, probablemente, la noticia de la semana. La economía española lleva ya meses de forma continua bajando el número de parados. El dato viene a demostrar que con la reforma realizada, en el momento que la economía española comienza a registrar crecimiento, genera empleo. Su aumento es prácticamente generalizado, tanto por comunidades autónomas, como por sectores -aquí todavía con un cierto sesgo hacia hostelería y construcción-.

Otra buena noticia, aunque hay que relativizarla, radica en que el número de contratos indefinidos continúa aumentando. La ratio de crecimiento de este tipo de contratos es muy llamativo, si bien matizar que anteriormente este tipo de contratación era totalmente residual. Pero hasta aquí la complacencia. Al igual que ahora mismo la economía genera empleo de una forma dinámica, si en cualquier momento la actividad se desacelerase o retrocediese, es más que probable que los datos de desempleo repuntasen y lo hicieran de forma alarmante.

La reforma laboral dista mucho de estar terminada; solo se ha avanzado en la flexibilidad del empleo, pero prácticamente nada se ha hecho para que, en caso de recesión, los datos no aumenten. Hacen falta más reformas para poder asegurar que nuestro mercado no volverá a registrar las escandalosas tasas de desempleo vistas en esta crisis, el segundo país con mayor desempleo, después de Grecia en el área euro.

Todavía no se ha acometido la reducción del número de contratos avanzando hacia un mercado con un único contrato que evite la actual dualidad entre temporal e indefinido. Esta reforma ayudaría mucho a evitar la precariedad laboral. Casos como el de personas que firman diez contratos de trabajo, al mes, para trabajar cuatro horas no sería posible.

También es necesario entrar y a fondo en la reforma del periplo educativo y su imbricación con el mercado laboral. Aun cuando la crisis ha reducido levemente el número de jóvenes que dejan los estudios prematuramente, la tasa sigue siendo muy elevada.

En el tema de formación en algunas asignaturas como inglés, matemáticas o economía, a nadie se nos escapa el enorme déficit existente. Hay que insistir también en la necesidad de diálogo y una coordinación entre los centros formativos y el mundo empresarial. En este aspecto destaquemos que en el mercado laboral existen puestos de trabajo que no se cubren al no encontrar gente formada para las capacidades exigidas. En cuanto a los autónomos, que continúan siendo una tendencia ascendente y no parece que vaya a cambiar a corto plazo, hay mucho por hacer. Quizá lo primero sería cumplir la ley. Lorenzo Amor, presidente de ATA, esta misma semana señalaba que el mayor incumplidor en los plazos de pago a proveedores es precisamente la Administración. Es decir, el sector público incumple la ley, después de esto ya parece hasta banal pedir que se revise y se potencie la formación en este colectivo o que en el tema de prestaciones de la Seguridad Social se vayan equiparando a la de los trabajadores dependientes.

No hay que olvidar tampoco que se habló de un cambio de modelo económico, menos basado en construcción y en hostelería, en beneficio de actividades menos cíclicas como son la industria, la tecnología y otras semejantes Pero para ello hace falta apostar por I+D, tanto de forma fiscal -desgravaciones en impuestos- para que inviertan las empresas, como en materia formativa de acercamiento de la empresa a los centros de investigación universitarios. Sobre este cambio no se ha hecho nada.

También necesario diseñar planes para que tres millones de los actuales parados, los cuales son de empleabilidad muy difícil, puedan trabajar. No se puede permitir que estas personas se conviertan en parados estructurales. Veremos si, como baraja el Gobierno, de aquí a final de año se pueden generar 800.000 nuevos empleos. Pero lejos de sacar pecho, el Ejecutivo debería reconocer que no ha terminado la reforma que el mercado laboral necesita.

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