
Es cierto, que la actividad está acelerándose, pero también lo es que todavía quedan muchos nubarrones, que pueden provocar otra tormenta.
La euforia vuelve a apoderarse del Gobierno. Varios institutos de estudios económicos comienzan a mejorar sus previsiones sobre la economía española. El escenario de crecimiento entre el 1,5 y el 2 por ciento, pronosticado hasta hace unos meses, se eleva hasta el 2,5 por ciento. El primero en soltar la noticia-bomba fue el ministro de Economía, Luis de Guindos, en La Noche de la Economía, el acto anual de elEconomista para reconocer a los mejores empresarios cada año.
"Se dan cuatro factores difíciles de combinar, sin precedentes desde el inicio de la crisis, que pueden llevar a España a un crecimiento récord", dijo Guindos. El ministro apuntó a la bajada del petróleo, la caída del euro, la mejora del crédito y la moderación salarial.
En la tradicional cita en el Congreso de los Diputados del Día de la Constitución, pude comprobar como el optimismo había contagiado al Gabinete de Mariano Rajoy al completo. Pregunté a varios ministros cuándo iba a llegar la mejoría a la gente de la calle: "Estas Navidades habrá cifras récord de ventas, poco a poco irá mejorando la situación personal" . Esta semana fue Rajoy, quien ante el sanedrín empresarial español, pronunció aquello de que "la crisis, en muchos aspectos, es ya historia".
Supongo que después de los escándalos de corrupción, del susto del ébola o del desplome en la valoración ciudadana, hasta el Gobierno necesita creer que estamos a punto de alcanzar el puerto de la tranquilidad. Hemos oído tantas veces que lo peor ya pasó, que estamos al final del túnel, que como en la fábula de Pedro y el lobo, nos hemos vuelto unos descreídos. Es cierto, que la actividad está acelerándose, pero también lo es que todavía quedan muchos nubarrones, que pueden provocar otra tormenta.
Los estudios económicos no tienen en cuenta jamás los imprevistos, siempre se basan en los hechos comprobables, como los elementos mencionados por Guindos. Pero ¿qué pasará si el mandatario griego, Andonis Samaras, no logra que Stavros Dimas sea presidente de Grecia?, ¿cómo se tomarán los inversores un adelanto electoral en el país heleno, en el que Syriza, al alma gemela del español Podemos, parte como favorito? Y no quiero ni pensar si se alzara con la victoria.
Grecia es un país pequeño dentro de la UE, pero su inestabilidad amenaza con despertar los fantasmas de la ruptura del euro. Por ello, las bolsas, llenas de tiburones que huelen la sangre a la legua, sufrieron esta semana la mayor caída del año.
En cuanto al petróleo, su hundimiento tiene efectos positivos, porque casi el 60 por ciento de la energía que consume España procede de los hidrocarburos, pero también hay muchos aspectos negativos. En una Europa que camina al borde de la deflación, ahondará la recaída de los precios al consumo y los temores al estancamiento. Además, la ausencia de inflación engorda la deuda y obligará a seguir con los ajustes.
La guerra fría que se libra entre Rusia y Estados Unidos, con la venia de Arabia Saudí, es la causante del desmoronamiento del crudo en un 50 por ciento. Las sanciones económicas a Vladimir Putin son ya historia. La consigna ahora de Obama es que ahoguemos a Rusia en su propio oro negro, convirtiéndolo en carbón. El inconveniente es el efecto dominó sobre Alemania, cuya economía ya se asomó al precipicio de la recesión en el tercer trimestre, después de que Moscú cortara las relaciones comerciales con la patria de Angela Merkel.
La recesión alemana arrastraría a la zona euro, aunque España hasta ahora supo librarse del contagio. Alguien debería emplear un par de tardes para dar a Rajoy unas lecciones de estrategia económica antes de hablar.
El otro asunto que colea es el debut en bolsa de Bankia. El Banco de España salió en tromba a defender su gestión frente a las críticas del ministro de Economía, Luis de Guindos, pero no lleva razón. El problema es que en la entidad siguen los mismos de antes, con la excepción del gobernador, Luis Linde, que se plegó a las presiones internas.
Las consignas políticas de la exvicepresidenta Elena Salgado y el exgobernador, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, forzaron a Rodrigo Rato a sacar Bankia a bolsa. Era conocido, además, que Ordóñez ejercía de asesor áulico de Zapatero desde la etapa de Pedro Solbes, con el que no congeniaba. Segunda conclusión: hay que despolitizar el banco central.
Otra tarea pendiente es cortar los vínculos entre el Banco de España y la CNMV. Los representantes de la entidad acaparan el consejo de ésta, que avaló tanto la salida a bolsa como la emisión de preferentes.
PD.- Un apunte liberal. La huida de Google News de España es la consecuencia de sacarse una tasa de la manga, en lugar de modificar la legislación europea para que pague impuestos como el resto de empresas en cada país en el que ejerce su actividad.