Opinión

Las amenazas ya toman cuerpo

La inestabilidad política en Grecia y la práctica estanflación qeu Rusia sufre por el crudo dejan notar sus efectos.

La casualidad quiso que la semana en la que el presidente Mariano Rajoy anunció el final de la crisis "en muchos aspectos" haya sido para la bolsa española, debido a una caída del 7 por ciento, la peor desde junio de 2012, cuando las turbulencias financieras llegaron a su cénit.

Los mercados tienden a sobrerreaccionar, pero resultaría ingenuo criticar las prevenciones que muestran ante el incierto proceso electoral que se abre en Grecia la semana que viene.

Si no culmina, a final de mes, con un nuevo presidente de la República electo, el camino queda abierto a unos comicios generales en los que la extrema izquierda de Syriza es favorita gracias a su postura en pro de una reestructuración unilateral de deuda. Ese mensaje siempre sonará a los inversores a posible impago.

Con todo, hay otras posibilidades de default más inminentes, derivadas de los mínimos históricos del petróleo que asfixian a Ecuador, Venezuela, Colombia y, sobre todo, Rusia.

Extraer crudo de la tundra no compensa a menos de 70 dólares y abocan a la economía rusa a una estanflación como la que ya sufre. La parálisis de Rusia afectará a Alemania y, tras ella, al resto de la zona del euro.

Los riesgos que asustan a los mercados son, por tanto, fundados y los agrava el hecho de que la Unión Monetaria no tiene una respuesta. El BCE cierra 2015 sin siquiera un plan sobre cómo hacer una política de expansión cuantitativa y con un pobre balance de las medidas tomadas (los 212.000 millones de liquidez adjudicados en forma de TLTRO suponen la mitad del objetivo), mientras el Plan Juncker aún es una promesa.

El cierre de año ya es convulso y nadie, empezando por el Gobierno, puede descartar que marque tendencia en 2015.

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