Opinión

Reactivación y creación de empleo

El presidente de la CEOE, Juan Rosell. Imagen: Archivo

Tras cinco años de crisis y una doble recesión, en 2013 comenzó a vislumbrarse el inicio de la recuperación de la economía española y en 2014 podemos señalar que se ha adelantado, respecto a las previsiones, la recuperación en términos de crecimiento económico, con un escenario de aumento del PIB en el entorno del 1,2%, e incluso el empleo ha reaccionado antes que en otras salidas de la crisis al incremento de la actividad.

Esto no significa que la crisis se haya superado. La situación todavía es compleja debido a algunos factores que limitan el crecimiento en el medio plazo y hacen a la economía española más vulnerable ante cualquier episodio de incertidumbre.

Entre los más destacados se encuentra la elevada tasa de paro, la restricción del crédito a familias y empresas y el esfuerzo de consolidación fiscal del sector público. En este último ámbito, hay que recordar que la deuda pública sobre el PIB en 2014 alcanzará el 100%, lo que situará al sector público español como uno de los más endeudados dentro de Europa y eleva la carga financiera, mermando recursos para políticas con mayor impacto en la actividad económica.

Pese a lo esperanzador de los últimos datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social, que parecen reflejar que el mercado laboral se está estabilizando tras el fuerte ajuste registrado en los últimos años, el principal problema de la economía española sigue siendo la elevada tasa de desempleo y el principal factor que dificulta su crecimiento.

De hecho la EPA del primer trimestre de 2014 conduce a una cierta cautela sobre la evolución de nuestro mercado de trabajo, ya que los resultados evidencian que se ha frenado el ritmo de mejora observado en la segunda parte de 2013. No obstante, en términos interanuales, la caída del empleo continúa moderándose y el paro intensifica su descenso.

El gran reto es consolidar la incipiente recuperación de la actividad, sin olvidar que será el sector privado quien lidere la salida de la crisis, dado que el sector público está sumido en un proceso de reducción del déficit.

Resulta, por tanto, fundamental un mayor apoyo a la actividad empresarial, que permitirá la creación de entre 300 y 400 mil empleos en 2014 y 2015. Un apoyo que debe sustanciarse en mayor financiación, un sector público más ágil y eficiente y la colaboración para la creación de más tejido productivo, en el que los costes de iniciar o mantener una actividad no sean un obstáculo a la competitividad de las empresas.

Por ello, el proceso de reformas estructurales debe continuar para mejorar los fundamentos de nuestra economía e incrementar la productividad.

Cuestiones como potenciar las herramientas de adaptación de las empresas, mejorar los dispositivos de intermediación en el empleo y de orientación profesional, fomentar la movilidad geográfica y funcional, y desarrollar una formación que favorezca el aprendizaje permanente y mejore la empleabilidad de los individuos, son elementos sobre los que resulta imprescindible actuar.

Asimismo, con el objetivo de apostar por la necesaria modernización de la negociación colectiva, estamos reflexionando ya sobre el futuro del II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva que firmamos las Organizaciones Empresariales y Sindicales, en enero de 2012, para los años 2012 a 2014.

Para favorecer la situación de recuperación gradual del mercado laboral es fundamental avanzar en la senda de la moderación salarial que se estableció en el II AENC. Esto, unido a la ausencia de presiones inflacionistas en la economía española, contribuirá a seguir mejorando nuestra competitividad, dado que las exportaciones continuarán siendo el principal baluarte de esta recuperación incipiente. Además, con la moderación de precios y costes se gana cuota en los mercados interiores frente a las importaciones.

En este contexto, es necesaria la contención de los costes laborales como factor imprescindible para la competitividad empresarial y la creación de empleo. Las cotizaciones sociales deben constituir un instrumento de política económica para hacer frente al del desempleo, y su incremento, vía aumento de las bases máximas y de los conceptos cotizables, pone en grave riesgo la recuperación económica y del empleo.

Ante las perspectivas de recuperación económica que se observan, es el momento de seguir apostando por el diálogo, la concertación y la búsqueda de consensos para la salida definitiva de la crisis y la creación de empleo.

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