
Después de haber subido continuamente la carga tributaria desde el inicio de la legislatura, en un claro incumplimiento de los compromisos electorales, el Gobierno ha seguido la misma pauta con las cotizaciones a la Seguridad Social. Las cuotas, que pagan empresas y trabajadores, vuelven a subir por segundo año consecutivo para los tramos más altos de cotización.
Nada tiene que ver con una supuesta progresividad, sino con afán recaudatorio puro y duro. A la subida del 5% de las cotizaciones -afecta a 700.000 trabajadores y tiene un coste empresarial de 500 euros por trabajador y año- se une considerar el salario en especie a efectos de cotización.
La delicada situación que atraviesan las cuentas del sistema de pensiones, con un déficit que puede cerrar 2013 cercano a los 14.000 millones, no justifica este cóctel de subidas que no soluciona el problema de fondo. La necesidad de proceder a nuevas reformas para hacer sostenible la Seguridad Social.
Las subidas de cuotas son un torpedo en la línea de flotación de la creación de empleo, porque desincentiva claramente la contratación de los trabajadores más cualificados. España se sitúa en la banda alta de la UE -el cuarto puesto- de los países que más gravan el trabajo. Las contribuciones empresariales equivalen al 8,5 por ciento del PIB.
Además de las promesas incumplidas, esta política es contraria a las recomendaciones que se han hecho desde Bruselas, el FMI y la OCDE. Estos organismo aconsejan subir el IVA -no los impuestos directos como ha hecho Montoro- y bajar las cotizaciones sociales para estimular la creación de empleo.
El Gobierno debe variar de estrategia para no ahogar las posibilidades de crear empleo y reducir paro que ofrece la mejoría económica.