
Montoro reconoce que no se siente orgulloso de haber subido impuestos, pero lo ve inevitable por la recesión.
Cristóbal Montoro asegura a elEconomista que está en política para vencer los pronósticos. Desde que se hizo cargo del Ministerio su principal reto ha sido cumplir el programa de reducción del déficit y que CCAA y ayuntamientos también lo hicieran. En 2012 se superó en tres décimas el 6,5 por ciento de déficit acordado. La Comisión Europea no le dio importancia al entender que la crisis era más profunda de lo previsto. Este año los analistas tampoco lo ven fácil, pero Montoro cuenta con el colchón de 5.000 millones que ha supuesto para las arcas del Estado la caída de la prima de riesgo.
El ministro no se siente orgulloso de haber subido impuestos, pero se refugia en que en recesión es imposible no hacerlo, so pena de agrandar el agujero del presupuesto. Pero posiblemente las rebajas selectivas de impuestos, que ahora se ponen en marcha, hubiesen estimulado la actividad y la recaudación si se hubieran aplicado antes. En 2014 se abordará la reforma tributaria, la de la financiación autonómica y la de la financiación local. Tendrá que asumir la crítica de que baja impuestos un año antes de las elecciones y la incomprensión de empresas y contribuyentes que no están de acuerdo en haber esperado tanto para bajar tributos mientras crece el fraude. Pero aún más difícil resultará diseñar un modelo de financiación eficiente y que garantice unos servicios públicos equiparables en toda España. En este sentido, Montoro anticipa -y es un razonable punto de partida- que no puede haber tratos diferenciados por CCAA. Queda la incógnita sobre la evolución de la deuda. El ministro no cifra el límite que puede alcanzar, algunos analistas hablan del 120 por cien del PIB, ni cuándo se empezará a reducir. Otro pronóstico que Montoro debe tumbar.