Opinión

Ni divinos, ni imprudentes

En plena resistencia de largo plazo tengo tres grandes motivos para seguir siendo alcista.

No seré yo quien afirme que el mercado alcista nacido en 2009 termina. No es mi tarea, aunque sea lo que la mayoría de gente desearía que intentase. Pero es que tampoco me dedico a satisfacer a la mayoría, sino a trabajar para quien desea enfrentar la realidad. No es fácil. Sentados en la silla de Morfeo, como en Matrix, la mayoría prefiere tomarse la pastilla azul. Tampoco afirmé en 2009 que el mercado bajista iba a terminar. Sugerí un escenario potencialmente alcista. ¿Por qué no hago lo mismo hoy en zona de resistencias análogas a aquellos soportes? Por varios motivos.

El primero tiene que ver con la regresión a la media de la rentabilidad que ofrece el mercado a largo plazo desde hace más de 200 años, pues en base a ésta se puede pensar que en 2009 se vio un mínimo generacional. Lo afirmé entonces -la hemeroteca está ahí- y no voy a rajarme ahora. El otro es la tendencia: soy analista técnico y respeto al mercado por encima de mis análisis. Dirán que en 2008 fui bajista. Cierto, y también en 2001. Pero no en 2007 ni a principios de 2000 pese a los argumentos que existían. Insisto, mi obligación es la tendencia; y en 2009 fue el pensar en ésta -en la de muy largo plazo que pocos observan- lo que me invitó a creer en un mínimo generacional; pues en aquel tiempo se alcanzaron los soportes de largo plazo del mercado alcista nacido en la primera parte de 1.930 y que a mi juicio sigue vivo.

Y el motivo más importante: incluso la mayoría de las personas de mente abierta es alcista por naturaleza -posición que es bastante inteligente porque por abajo hay límites, pero por arriba, con el tiempo de tu lado, no-. Y si algo no quieren es perderse un bull market. Mi trabajo consiste en proporcionar herramientas a esas personas. Huir es mucho más fácil que regresar, y entiendo que la mayoría no quiere dejar de estar en algo épico -como lo que podría venir si caen las resistencias que se enfrentan-, mientras no sea estrictamente necesario. Como ya he escrito antes, los máximos y los mínimos son para los dioses y para los imprudentes.

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