Como si quisiese imitar la situación que vivió Madrid durante los años dorados de la construcción, Berlín se encuentra atestada de altísimas grúas y obreros con casco. Lo cierto es que la actividad del sector de la construcción -y todos los asociados a él- en la capital alemana es enorme, hasta tal punto que recuerda al ritmo al que vivían hasta el inicio de la crisis ciudades como Madrid. Esto es una buena noticia para la economía germana, que aun siendo el motor de la UE no tiene un ratio de crecimiento elevado. Sólo cabe esperar que, en medio de la sobria austeridad que se impone en la UE, todo este movimiento no esté creando una nueva burbuja inmobiliaria.