Opinión

Juan Ramón Caridad: Islandia va por delante en la crisis

Qué gran laboratorio de I+D es Islandia en lo que a crisis financieras europeas se refiere! Son sólo 320.000 habitantes y su economía es diminuta incluso en comparación con los estándares del Viejo Continente. Pero este pequeño gran país se ha convertido en los últimos años en un preciso indicador adelantado de la crisis europea y una fuente de aprendizaje.

La Reykiavik Crisis University primero nos ofreció una lección magistral, en formato caso práctico real, de cómo los depósitos aparentemente seguros y muy rentables tienen su riesgo. Posteriormente, anticipando el aniversario del hundimiento de grandes transatlánticos como el Titanic, explicó cómo bancos aparentemente sólidos en la superficie pueden zozobrar con facilidad por tener excesivamente concentrados sus riesgos. Nos permitió hacer un curso de postgrado en el que se constató que Papá Estado no puede salvarlo todo y, para los más avanzados, ofreció una tesis doctoral de cómo cuidar del dinero de la gente cuando quiebran los bancos y el Gobierno no puede garantizar los depósitos.

Y ahora la ciudadanía islandesa, una sociedad que ha cometido errores, pero bien formada y consecuente, ratifica democráticamente y por segunda vez que no va a rescatar a Icesave Bank, banco online del grupo Landbanki. Cierto es que la primera vez se rechazó por un 93 por ciento y esta vez, tras reducir los intereses de la deuda del 5,5 por ciento al 3,2 por ciento y alargar el plazo de devolución, se ha quedado en un 60 por ciento. No obstante, ya sea en un 90 o 60 por ciento, lo cierto es que Islandia dice que no paga y el asunto es mucho más trascendente de lo que parece a primera vista.

En primer lugar, Icesave es el banco donde muchos ciudadanos holandeses e ingleses tenían sus ahorros (unos 4.000 millones de euros). No parecían protestar demasiado cuando se beneficiaban de una remuneración desorbitadamente por encima de la que se pagaba en el mercado, pero ahora sus gobiernos amenazan con denunciar a Islandia ante la Corte luxemburguesa de la EFTA, European Free Trade Association. Esto, además de suponer un riesgo para la normalización financiera del país, pone en peligro la solicitud de adhesión de Islandia a la UE realizada en 2008.

En mitad del Círculo Ártico, con el país en quiebra y con la amenaza de ser denunciado por los futuros socios europeos, parece un poco irracional votar negativamente y enfrentarse abiertamente a Reino Unido y a Holanda. No obstante, podemos estar a las puertas de una nueva lección anticipada, esta vez de Behavioral Finance, en la que la conclusión parece ser que salvar a los bancos socialmente ya no es prioritario ni está bien visto, aunque racionalmente sea lo más lógico. Los islandeses se están dando cuenta de que una cosa es salvar oficinas bancarias y a sus empleados y otra muy distinta es rescatar a los bonistas, accionistas y a clientes con depósitos extratipados. En Finlandia, estos días hemos visto las réplicas de este sentimiento islandés, al constatar cómo el partido político The True Finns, que se negaba al rescate de Portugal, lograba un 18,7 por ciento de los votos cuando en las anteriores elecciones apenas alcanzaba el 4 por ciento.

El ciudadano islandés, con su voto, lanza un mensaje a los políticos: "Oiga usted, yo me he portado bien". "He estudiado todo lo que me dijeron cuando era pequeño y empollé como un loco en la universidad, me he matado a trabajar y ya pago bastantes impuestos". "No estoy dispuesto a pagar más para salvar a otro banco". "¡Ya está bien, siempre pagamos los mismos!"

Si los políticos recogen el guante justo cuando se empiezan a analizar las potenciales consecuencias de las futuras reestructuraciones de la deuda helena e irlandesa, ojo, porque se abre un melón muy importante. No dejen de prestar atención al nuevo curso islandés que comienza porque va a ser muy útil.

Juan Ramón Caridad, Director General de Swiss & Global España. CAIA, FIA.

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