Opinión

El PIB pierde un motor clave

El Gobierno reconoce en la última actualización del Programa de Estabilidad 2022-2025 que el sector exterior restará medio punto al PIB nacional hasta 2024.

Esta negativa previsión está muy lejos de generar sorpresa. De hecho, España cerró los dos primeros meses del año con un déficit de 10.774,7 millones. Además, organismos como el FMI ya se han adelantando al propio Ejecutivo augurando que el superávit exterior será inexistente este año y en 2023 y hasta 2027 no alcanzará cotas en el entorno del 1,5%, más cercanas aunque todavía inferiores a las registradas antes de la irrupción del Covid. La razón es que, en buena medida, la inflación y el mal comportamiento de sectores tan relevantes para el peso exterior de la economía española como el motor, aún afectado por la crisis de semiconductores, truncarán el positivo efecto del repunte del turismo. Las exportaciones fueron claves en la recuperación tras la crisis de 2008-2013. De ahí que su pérdida suponga un duro golpe para nuestras expectativas económicas. Más aún si se tiene en cuenta que el consumo interno también está dando sobradas muestras de flaqueza, al sufrir un descenso del 3,7% en el primer trimestre. A pesar de este preocupante panorama, el Gobierno aún prevé en un alza del PIB del 4,3% para este año. La mayor inversión empresarial, la llegada de fondos europeos y, sobre todo, el impacto positivo que en la economía tendrá la creación empleo por la reforma laboral son las variables en las que Moncloa basa su optimismo. Pero sobre estos factores pesan incertidumbres económicas globales, que ponen en seria duda su capacidad para compensar el lastre que para la recuperación supone la pérdida de un motor fundamental del PIB nacional, como es el sector exterior.

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