
Hasta el momento, las aerolíneas habían estrechado sus márgenes para asumir el alza de los combustibles. Con ello, han evitado incrementar el precio de los billetes. Pero todo apunta a que esta tendencia terminará tras el verano.
Así lo indica el hecho de que las empresas ya compran buena parte del queroseno que utilizarán a partir de octubre y durante todo 2023 a un coste un 35% superior al que pagan actualmente. Un incremento que es completamente inasumible para las cuentas de resultados de un sector que aún se está recuperando del duro golpe que supuso la pandemia. De ahí que resulte totalmente comprensible que las aerolíneas aprovechen ahora la recuperación del tráfico aéreo para repercutir los mayores costes en los viajeros.