
Uno de los principales activos dinamizadores de cualquier modelo productivo es, sin duda, su entramado emprendedor. El 16 de abril es el día elegido para dar visibilidad a estos trabajadores y poner en valor su desempeño. Una efeméride que también nos sirve para preguntarnos cuáles son las necesidades actuales del emprendedor en España y si realmente contamos con un modelo adaptado a un perfil de trabajador al alza.
España cuenta con un entramado emprendedor cada vez más consolidado. De hecho, durante el pasado año se crearon más de 102.000 nuevas empresas, lo que representa la cifra más alta desde 2016. En el mercado español, las pymes suponen un 99,2% de nuestro tejido productivo, aportando el 65% al PIB. A pesar de que países vecinos como Francia, Italia o Alemania cuentan con, aproximadamente, 4.679.000, 4.359.000 y 6.586.000 pymes, se suele decir que el tejido empresarial español está atomizado por microempresas, ya que suponen el 94,83% del total.
Además, existen particularidades que definen a los emprendedores de nuestro país. Un común denominador, define a la gran mayoría de los casos, está relacionado con la falta de recursos y la necesidad de asesoramiento permanente para poder centrarse en la verdadera gestión de su negocio. No es extraño el sentimiento de soledad y falta de acompañamiento que alegan la mayoría de los que comienzan esta aventura.
A pesar de que el tiempo y los trámites necesarios para emprender han descendido en los últimos años, según el último informe de Doing Business del Banco Mundial, en España se requeriría de 12 días para crear una pyme, equivalente esta medición en trámites burocráticos. Evidentemente, la pandemia ha cambiado la manera en que realizamos nuestros trámites, favoreciendo la digitalización y demandando soluciones ágiles, inmediatas y eficientes, repercutiendo a todos los niveles y en la forma de entender los negocios.
Uno de los que más afectados se ha visto ha sido la banca tradicional, que no ha sabido recoger el mandato encomendado por pymes y emprendedores que demandaban una digitalización total de gestiones, que dichas entidades han acostumbrado a realizar tradicionalmente vía ventanilla. Así lo reflejaba un estudio que elaboramos sobre cómo se relacionan las pymes españolas con sus bancos, en colaboración con GAD3, que arrojaba datos reveladores, como que casi 7 de cada 10 pymes admite no visitar nunca su sucursal bancaria.
Todos los agentes que contribuimos de un modo u otro a la dinamización de un sector, que resulta vital para la economía española, tenemos la obligación de simplificar los procesos, siendo capaces de centralizar las finanzas en una misma plataforma para poner la gestión y la burocracia en piloto automático; eliminando así, destinar tiempo y esfuerzo a otras gestiones que no son prioritarias para ellos.
Algunos neobancos hemos entendido ya la necesidad de ofrecer un servicio cuyo valor reside en aportar una completa certidumbre sobre los costes e integración de todas las etapas de la creación y el arranque de un nuevo proyecto empresarial. Nuestro origen y nuestra esencia emprendedora nos hace sabedores de los altos y bajos a los que se enfrenta una empresa en sus inicios y, por esa razón, nos hemos puesto como objetivo primordial facilitar en cierta medida este proceso.
Nosotros hemos sabido entender a este segmento y aterrizar sus necesidades, quizá, ahí reside la clave de que, aproximadamente, un 44% de pymes se plantee cambiar de banco para dotar de su gestión a una entidad que pueda ofrecerles un servicio más ajustado a sus necesidades. Somos los neobancos los únicos capaces de ofrecer respuesta a este cambio de paradigma, más que necesario, en un momento de recuperación que es crucial para la economía española.