
La invasión política realizada –especialmente sobre la nueva izquierda- por el neo feminismo y el neo ecologismo es más que notable. Y entre los dogmas del neo feminismo hay uno de imposible comprensión que desafía a la ciencia con descaro. Me refiero a la negación de que la biología influye en los comportamientos de varones y mujeres.
La llamada Ley Trans que el Gobierno de Sánchez pretende imponer en España es la muestra más notable de ese pensamiento tan incompetente como mentiroso.
Por primera vez, el viejo y elogiable feminismo ha levantado la voz en contra de semejante atropello y a esa voz se han unido otras, especialmente en el campo científico. La batalla no es nueva, pero en manos del neo feminismo se ha vuelto avasalladora. Oigamos lo que dice a este respecto Michael Shermer (California, 1954), historiador de la ciencia y ensayista, autor de The Moral Arc (2015). Este hombre, azote de las pseudo ciencias, investiga en la conjunción de factores culturales y evolutivos que está detrás de algunas de las más dañinas creencias.
En una reciente entrevista afirma que este negacionismo no es nuevo:
"Su propagación en las ciencias, incluidas las ciencias biológicas, comenzó hace décadas, durante las guerras de la evolución de los años ochenta, surgidas a raíz de la aplicación de la teoría de la evolución al comportamiento humano. Comienzan contra la sociobiología de E. O. Wilson y siguen contra el floreciente campo de la psicología evolutiva, y sostiene, en esencia, que la evolución, la genética y la biología apenas explican el pensamiento y la acción del hombre, que están condicionados por la cultura y el entorno. Estos negacionistas cognitivos, como los llamo, aceptan la evolución sólo del cuello para abajo; la aplican al comportamiento de otros animales, pero reservan un lugar especial para los humanos, que sólo estarían influenciados por el entorno y nunca por sus genes".
A mi juicio, este pensamiento neo feminista arroja dos peligros sobre la sociedad: a) contra la libertad de expresión y b) contra la ciencia. Respecto a la idea neo feminista de que el sexo (que ellas llaman género) es un constructo exclusivamente cultural, Sherman antepone lo siguiente:
"Es un completo sinsentido. El homo sapiens es una especie en la que el 99% de los individuos son hombres o mujeres, y el 1% presenta aberraciones cromosómicas y similares. El sexo biológico se define por dos gametos producidos: espermatozoides pequeños (machos) y óvulos grandes (hembras). Eso es todo. Si no fuera tan binario, no habríamos tenido éxito como especie de reproducción sexual".
El problema de esta ideología trans lo sufren sobre todo las chicas adolescentes que no quieren ser hombres sino que quieren ser eso, trans, que es lo moderno. Eso no sería grave si no se sometieran a tratamientos hormonales irreversibles o a la cirugía. Muchas adolescentes que se han sometido a una mastectomía doble lamentan esa decisión y dicen que ojalá hubieran tenido cerca a un adulto que las hubiera convencido para no hacerla. Porque son tratamientos médicos que las afectarán de por vida.
Tengo una amiga psiquiatra que cuando le pregunté por este asunto de los adolescentes que querían cambiar de sexo me contestó muy convencida: "Es sólo postureo".