La tensión siga al alza en Ucrania tras rechazar esta misma semana EEUU y la OTAN las exigencias de Rusia respecto a la posibilidad de que los países del Este de Europa, Ucrania en concreto, ingresen en la Alianza Atlántica.
Es cierto que la vía de la negociación no está cerrada, pero ahora mismo es imposible descartar cualquier escenario, incluso el de un conflicto armado en Ucrania. En tal circunstancia, las consecuencias económicas para la Unión Europea serían graves. De hecho, se estima que la escalada bélica podría acarrear un recorte de hasta el 1% del PIB en 2022. Con todo, los analistas advierten de que el gran peligro está en el aumento de los precios en un momento en el que la inflación en la UE se sitúa ya en el 5,3%. En concreto, el conflicto aumentará hasta dos puntos el IPC de la eurozona, situándose por encima del 7%, por el incremento de los precios energéticos. El dato vuelve a poner de relieve la debilidad que para Europa supone depender del gas ruso en un momento en el que Moscú utiliza el hidrocarburo como arma de presión. De hecho, el gran peligro para la UE es que Rusia cierre el grifo del gas por Ucrania, ya que dará lugar a un incremento mayor de los precios de la energía, lo que dispararía las tensiones inflacionistas. El BCE se verá entonces obligado a acelerar la retirada de estímulos y a acometer subidas de tipos de interés para contener los precios. Este escenario es muy peligroso para todo la Unión. Pero aún más para países como España por el elevado peso de su deuda en el PIB. Los precios, por tanto, se erigen como la gran amenaza para una recuperación económica que en nuestro país ya está perdiendo parte de su vigor, como evidencia el crecimiento de solo el 5% del PIB del pasado ejercicio.