
¿Qué nos depara este futuro inmersivo en línea, por qué es importante y dónde encontramos valor? A medida que aumenta el interés de los inversores, sopesamos su éxito a corto plazo y las oportunidades que plantea en el largo plazo.
El creciente interés refleja el atractivo intrínseco de las inversiones temáticas, especialmente dentro del sector tecnológico. A pesar del atractivo a largo plazo del concepto de metaverso, actualmente estamos en un territorio de "sobrevaloración": se trata de un fenómeno común que también vimos con la llegada de la impresión 3D, las distintas fases de la tecnología inalámbrica 3G / 4G / 5G y el "Internet de las cosas". Sin embargo, si bien los inversores tienden a sobreestimar el impacto a corto plazo de las nuevas tecnologías, también tienden a subestimar la influencia a largo plazo en el panorama competitivo.
Si lo analizamos en detalle, la descripción más común del metaverso es la de un espacio de realidad virtual, o una economía o mundo alternativo en el que los usuarios pueden interactuar con otros usuarios dentro de un escenario generado por ordenador. Los usuarios suelen estar representados por avatares, y se puede acceder a él mediante distintas tecnologías, por ejemplo, ordenadores o teléfonos inteligentes, pero lo más habitual – y también lo más inmersivo- es hacerlo a través de gafas de realidad aumentada o virtual.
Una de las empresas más avanzadas en este sentido es Meta Platforms (anteriormente Facebook), pues su sección Virtual Labs incluye un espacio para la utilización de gafas de realidad virtual (Oculus Quest), que a partir de 2022 también incluirán una fase inicial de realidad mixta con tecnología de seguimiento facial y ocular.
En este momento, solo contamos con ejemplos muy limitados de metaversos "provisionales". El mejor ejemplo sería el universo de los videojuegos, con el juego gratuito de Fortnite o la plataforma de videojuegos creados por el usuario Roblox.
La tecnología blockchain que admite tokens no fungibles (NFT o tokens digitales que representan la propiedad de activos) también podría crear un ecosistema interesante para la creación y monetización de contenido digital. Por ejemplo, estos podrían otorgar el derecho a utilizar obras de arte o a ser propietario de criaturas creadas en el metaverso, abriendo la puerta a una nueva economía virtual.
El objetivo del metaverso es construir una experiencia inmersiva que se convierta en el sucesor del Internet móvil. Ya sea para reunirse, trabajar, jugar, aprender o comprar, los metaversos servirán para consumir contenidos en tiempo real a través de experiencias virtuales; y suponen el cambio de un lugar para compartir experiencias, a un lugar de experiencias compartidas.
A corto plazo, cabe mencionar que los inversores tienden a sobrevalorar el impacto de las nuevas tecnologías, lo que hace subir las valoraciones a medida que el dinero fluye hacia un número selecto de firmas. Por lo general, los resultados difieren de las estimaciones, ya que el desarrollo y la implementación tienden a ser más complicados y lentos de lo previsto. El metaverso es, de hecho, una oportunidad tecnológica interesante, pero con beneficios económicos aún lejanos.
Es probable que las principales áreas de inversión sean, en última instancia, todas las empresas que suministran los bloques de construcción y herramientas clave para respaldar la infraestructura del metaverso. Estos se aprovechan actualmente para otros fines, como la digitalización, la computación en la nube, la inteligencia artificial (IA) y los gráficos de videojuegos, lo que debilita de alguna manera la precisión de la exposición temática. Las primeras experiencias básicas se irán perfeccionando poco a poco, pero mientras tanto esta fase se caracterizará por fuertes inversiones y pocos beneficios, ya que la falta de interoperabilidad y estándares dificultará una mayor aceptación entre los potenciales usuarios.
La concepción del metaverso y sus beneficios económicos no se realizarán tan rápido como muchos esperan, creando el riesgo de desilusión con los consiguientes riesgos de caída. Por ahora, es aconsejable que los inversores sean prudentes al asignar dinero a este sector, ya que los rendimientos se distribuirán a lo largo de varios años (entre 5 y 10) y la hoja de ruta tecnológica aún se encuentra en una etapa muy temprana, dejando muchas cuestiones sin responder.