Opinión

Nuevo contexto económico

China ha sorprendido al mundo al desplegar nuevos estímulos e inyecciones monetarias en su economía. En concreto, las medidas anunciadas por Pekín (facilitación de hipotecas y recorte de las reservas bancarias) supondrá la entrada de 188.000 millones de dólares en el sistema financiero para apoyar la economía real.

Con esta decisión, China busca recuperar el empuje que el PIB del país perdió en el tercer trimestre de este año, al crecer solo el 4,9%. Para lograrlo, opta por una política económica que choca frontalmente con la que se baraja en las economías occidentales. La contradicción es lógica, ya que la situación es muy diferente. China fue la primera potencia que salió de la crisis y, por tanto, ya siente con más intensidad la desaceleración. Occidente, por su parte, vive una realidad completamente diferente, marcada por la alta inflación. La mejor prueba de ello la tenemos en el último dato del IPC de EEUU, donde los precios han marcado máximos de 40 años, al llegar al 6,8%. En las reuniones de la Fed, el BCE y el Banco de Inglaterra de la próxima semana se podrá comprobar la presión de la inflación en las políticas monetarias de los bancos centrales. Sin duda es pronto para hablar de un alza de tipos. Pero ya es innegable la aceleración en la retirada de estímulos, que la Fed ya ha iniciado. De hecho, todo apunta a que, de nuevo, el banco central de EEUU será el primero en cambiar de marcha al prever el mercado que el organismo duplique el ritmo del recorte en las compras de activos. En este contexto repleto de incertidumbre, es difícil encontrar ganadores o perdedores. Ahora bien, el inversor debe tener claro que la inflación y China ya adelantan un nuevo contexto económico, que obliga a buscar refugios en bolsa.

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