
El optimismo ha regresado a las bolsas europeas durante los últimos días. Así lo indica por ejemplo la sesión de ayer en la que el EuroStoxx subió un 3,36% hasta los 4.276,2 puntos.
Este impulso permite que el índice que engloba a las 50 empresas europeas más grandes haya conquistado el 66% de la distancia que le separa del objetivo situado en los 4.415 puntos. Superarlo sería clave, ya que abriría la puerta a ver una fuerte tendencia alcista en las últimas sesiones del año. Soñar con el rally de Navidad en el Viejo Continente se antojaba imposible después del batacazo que las bolsas se dieron tras la irrupción de la variable ómicron a finales de noviembre. Pero las noticias que indican que la nueva mutación puede no ser tan lesiva como se esperaba en un primer momento han devuelto la confianza a los inversores. Por si fuera poco, los comunicados de GSK y Vir Biotechnology anunciando que sus medicamentos son eficientes también para la nueva variante han espoleado aún más las bolsas. Por desgracia, y como viene siendo la norma desde mayo, el Ibex no participa con la misma intensidad que sus homólogos europeos del regreso de la confianza a los mercados. No en vano, nuestro selectivo acumula un alza del 5% en el año frente al 17% de media de los índices del Viejo Continente.
El elevado peso del turismo y la energía en el índice español le resta potencial frente al alza de las bolsas europeas
Es cierto que ahora se plantean factores, especialmente la alta inflación, que benefician a un sector clave en el Ibex, como el bancario. Pero el elevado peso que en el indicador nacional tienen los dos sectores más bajistas de Europa en el año, energía y turismo, constituye una rémora difícil de superar. Esta debilidad convierte en casi imposible el objetivo de la bolsa española de igualarse son sus homólogas europeas en el final de año.