
Las pequeñas y medianas empresas pueden dar fe de la decepcionante evolución de la recuperación económica en España. Hasta el punto de que casi un 30% de ellas afrontan todavía problemas de liquidez.
No debe extrañar esta situación considerando que muchos de estos negocios tuvieron que sobreendeudarse para evitar el cierre durante el confinamiento. Una vez levantadas las restricciones, a ese problema se ha sumado otro, derivado del lento despertar del consumo y del prolongado retraso en la recepción de ayudas directas. Como resultado aún son cientos de negocios los que llegarán a 2022 en situación límite, por lo que aún existe la amenaza real de que se multipliquen los niveles de morosidad bancaria y de destrucción de empleo.